Puestos a coleccionar, uno puede coleccionar cualquier cosa. Monedas, pegatinas de fruta, dispensadores de caramelos, vinilos u obras de arte, todo es válido y durante nueve días los coleccionistas podrán ampliar su afición por los objetos en la feria de antigüedades Almoneda 2016 que se celebrará en Madrid hasta el 10 de abril.
La Feria de Antigüedades, Galerías de Arte y Coleccionismo (Almoneda) comienza para realizar un "fascinante viaje al pasado" con alrededor de 25.000 piezas con más de 50 años de antigüedad a un precio "para todos los bolsillos".
Una vez que pica el gusanillo del coleccionismo no hay vuelta atrás porque el mundo del coleccionista es inquieto y, sobre todo, apasionado. En esta vigésimo sexta edición de Almoneda, los entusiastas del coleccionismo podrán encontrarse con dos características que los organizadores han querido destacar en esta feria referente en este ámbito: "sus precios asequibles y la calidad".
Los precios de los artículos rondan precios desde "muy asequibles" -a un euro- hasta los 100.000 euros-, para que todos los bolsillos puedan completar sus colecciones o los neonatos inicien la suya.
Cualquier colección es válida. Desde el clásico de la bibliofilia (libros), notafilia (billetes) o numismática (monedas), a las más eclécticas y sin nombre como papeletas electorales, dispensadores de caramelos o miniaturas de botellas de alcohol. Cada uno tiene que encontrar la suya.
Pero, ¿por qué se comienza una colección? El director de Gabinete de Psicólogos, Fernando Azor, ha asegurado que el punto de partida del coleccionismo puede surgir "del puro azar" o "casi sin darnos cuenta".
Azor ha señalado que el coleccionismo tiene una base de "autorealización" y esta satisfacción puede llevarse desde "el buen sentido o desde el sentido patológico". "La obsesión constante por acumular objetos y la necesidad imperiosa de alcanzar el máximo número puede llevar al coleccionista a una patología obsesivo compulsiva", ha señalado el psicólogo.
Sin embargo, ha destacado los beneficios de "satisfacción personal" que produce el arte de coleccionar y ha asegurado que, si se sabe controlar, genera "vínculos con otras personas y se convierte en un pasatiempo satisfactorio".
Esta es la explicación desde el punto psicológico pero desde la mirada del coleccionista se resume a "mera pasión". Antonio, un aficionado a la fotografía, ha adquirido hoy un antiguo modelo de cámara Leica de 1954 para que se sume a sus otra quince cámaras de la misma marca. "Adoro su estética y la calidad de sus fotografías" ha asegurado y ha apuntado que "no se trata de una obsesión, sino su forma de rendir culto a todos los grandes fotógrafos que utilizan una Leica".