Las cocinas del Palacio Real se mantienen, hoy en día, tal y como eran en el siglo XIX. Lo hemos podido comprobar porque las han abierto a las cámaras. En sus fogones se podría preparar una cena para esta misma noche. Está todo listo, aunque haría falta llenar una carbonera para poder alimentar las dos cocinas. Hace casi una década que han dejado de dar calor.
Juana Sánchez Cano, guía de Patrimonio Nacional nos explica que "hasta hace pocos años, sí que es verdad que se hacía aquí la comida del personal de apoyo. Y en esa línea, la última gran ocasión fue en 2004, en la boda de los príncipes".
En una especie de prensa exprimidor se preparaban por ejemplo, los zumos que bebía Alfonso XIII, el último rey que vivió en el palacio. Y en unos calientaplatos se intentaba mantener la temperatura de la comida, sin éxito, ya que 135.000 metros cuadrados de palacio lo impedían: "Decía don Juan en alguna entrevista que él sólo comía caliente cuando estaba de viaje, en los hoteles. En palacio comía o templado o frío".
No es difícil imaginar qué formas tendrían las tartas en las grandes cenas de gala viendo algunos moldes de la sala de repostería. Todo el menaje es de cobre, y eso traía de cabeza a los médicos de palacio. "Había que tener mucho cuidado y tenerlos bien estañados porque si no la composición del cobre podía alterar las comidas y eso podía ser peligroso", asegura Sánchez Cano.