Parecía que la boda entre el Principe Harry y la actriz Meghan Markle iba a renovar la monarquía británica, y dos años después, más que renovarla, ha conseguido casi ponerla del revés.
Ya el noviazgo entre el Príncipe y la joven y exitosa actriz americana supuso toda una revolución, y revolucionaria fue también su boda.
Meghan se saltó en varias ocasiones el protocolo durante la ceremonia y entre los invitados, 2.600, la Familia Real Británica vivió el enlace junto a personajes pintorescos del mundo del arte y la cultura, del cine, la televisión.
Ahora no viven en Inglaterra, la pareja se ha instalado en los Ángeles, y ya no pertenecen a la Casa Real Británica. Lejos queda aquel día de la 'boda de cuento', en el que contrajeron matrimonio en la capilla San Jorge del Castillo de Windsor, una jornada cargada de curiosidades.
- Meghan llega a la Capilla sola, baja del coche que le lleva a la Capilla y llega al encuentro del Príncipe Carlos de Inglaterra quien le da el brazo y la acompaña. El padre de Meghan no está, ni siquiera entre los invitados a la boda. Meses antes se conoció las malas relaciones de la novia con la familia paterna. Por su parte, tan sólo acudió su madre ,Doria Ragland.
- Meghan se salta el protocolo y durante la ceremonia pronuncia unas breves palabras de agradecimiento a la Reina Isabel II, por su "acogida y cariño". Es costumbre que ese discurso lo pronuncie el padrino de la ceremonia o el novio.
- Los invitados a la boda despertaron la curiosidad de los miles de espectadores que siguieron en directo 'la boda del 2018'. Más bien acudían, ese día, a un desfile de estrellas. Parecía más una gala de los Oscar en los que poder ver sobre la alfombra roja a George y Amal Clooney, la presentadora Oprah Winfrey, David y Victoria Beckham o los cantantes James Blunt y Elton John, todos ellos amigos de la pareja.
- La presencia de algunas exnovias de Harry, como Chelsy Davy y Cressida Bonas, también hacían presagiar que iba a ser una boda distinta.
- No quisieron regalos. Los novios pidieron a los invitados que realizaran donaciones a distintas ONG. Nunca se conoció lo recaudado aunque se supone que se trató de una cuantiosa suma. Lo que si hicieron los novios es devolver las decenas de regalos que a pesar de su petición expresa, llegaron hasta el Palacio de Kesington, valorados en 8 millones de euros
- Un vestido sencillo, sobrio y diferente, flores amarillas y tarta nupcial con sabores cítricos. También hubo un guiño americano durante la ceremonia: Un coro Gospel interpretó el conocido "Stand by me". Detalles, todos ellos, que hicieron temblar a la tradicional Familia Real Británica.
Los preparativos del enlace no fueron fáciles para Meghan, le generaron tal ansiedad, que perdió alrededor de 10 kilos antes de la boda. La vida del matrimonio tampoco ha sido fácil en Inglaterra a pesar de sus esfuerzos por estar cerca de la ciudadanía. Cuánto más se acercaban al pueblo más se distanciaban de los miembros de la Casa Real. Dos años después de la boda ya están a miles de kilómetros de ellos.
