Hallazgo

Un antiguo monaguillo de 80 años, clave para encontrar los frescos escondidos de la pintora Rosario de Velasco

Un hallazgo inesperado revive la obra perdida de la artista en la Comarca de las Merindades, que necesita restauración urgente tras décadas de deterioro.

Aparecen detrás de un retablo de un pequeño pueblo de Burgos, frescos de la pintora Rosario de Velasco, recientemente recuperada del olvido

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Lidia, propietaria del único bar en el pequeño pueblo de Las Machorras, una localidad ganadera situada en la comarca de las Merindades, es la encargada de abrir una iglesia local que esconde un gran secreto. "Ya sabéis, hay que agacharse", advierte Lidia a Toya y Marvi, familiares de la artista Rosario de Velasco. El acceso a esta joya artística es complicado: para llegar a las pinturas, es necesario arrastrarse tras atravesar una pequeña portezuela en el retablo. Ambas han regresado a este lugar con linterna en mano para contemplar un descubrimiento que ha conmovido profundamente a su familia.

"Teníamos noticias de que Rosario durante la guerra estuvo refugiada, con parte de su familia, de mi familia, en un pequeño pueblo, Las Machorras, en Burgos", señala Toya Viudes, sobrina-nieta de la artista. Esta periodista ha estado consagrada los últimos años a rescatar de su olvido a su tía abuela. En un tiempo récord, su llamamiento por las redes sociales ha funcionado y ha conseguido organizar una exposición conmemorativa de Rosario de Velasco con decenas de ilustraciones y de cuadros que han sido prestados por sus actuales dueños, personas de todo el territorio nacional. Lo que no cabía esperar es este último hallazgo de unas pinturas murales que se daban por desaparecidas.

Un tesoro escondido

Lo que nadie esperaba era el reciente descubrimiento de unas pinturas murales que se creían desaparecidas. Rosario de Velasco se refugió en este recóndito valle durante el conflicto de la Guerra Civil y pintó estas obras hacia 1938, concluyéndolas en 1939. Sin embargo, un incendio en los años 50 dañó gravemente las pinturas.

"Alguien del pueblo, Moisés, me escuchó en una entrevista en la radio y corrió al bar para decir que las pinturas no habían desaparecido; estaban detrás del retablo", relata Toya entre risas. Moisés, un octogenario vecino que fue monaguillo en su juventud, conocía bien estas pinturas desde niño. "Durante la misa, había que mirar hacia adelante, y claro que las conocía", asegura con sus brillantes ojos azules.

La intervención de Moisés ha sido muy importante para la recuperación de esta obra de Rosario de Velasco, la cual se consideraba desaparecida desde hacía décadas. De ser restauradas, estas pinturas murales podrían ser un atractivo para esta comarca burgalesa limítrofe con Cantabria y el País Vasco. "Llevan ahí cien años, y si no las restauran se van a acabar cayendo",clama Lidia, alarmada.

El estado de las pinturas necesita una restauración inmediata. El incendio de los años cincuenta en la iglesia las dañó enormemente, la humedad ha hecho el resto. El lado positivo es que Las Machorras recuerda con cariño la estancia de Rosario en este pueblo durante varios meses. Episodio que ha quedado inmortalizado en los versos pasiegos compuestos por el propio Moisés y que han sido clamados por un chaval del pueblo durante las fiestas del 5 de agosto: "El otro día Alejandro, y no pudo pasar, si quiere ver las pinturas, tendrá que adelgazar". "Alejandro es el cura", nos informa divertido el veterano Moisés.

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