I'm still here: the last year of Joaquin Phoenix (Todavía estoy aquí: el año perdido de Joaquin Phoenix), es el nombre de la criatura que explica el comportamiento del actor dos veces nominado al Oscar. Un presunto documental que ha estado grabando junto a su cuñado y amigo del alma Casey Afleck del que ya han trascendido las primeros detalles. Y no tienen desperdicio.
Al parecer, los primeros visionados de la cinta han escandalizado a la mayoría de la audiencia. Sexo oral, prostitutas, insultos, drogas, desmesurados desnudos e incluso momentos explícitamente escatológicos hacen que este falso documental convierta a Sasha Baron Cohen y su Borat en un juego de niños.
El documental recoge los momentos más álgidos de la deriva de Phoenix en su afán para convertirse en una estrella del hip-hop. Actuaciones bochornosas, insultos a sus compañeros (especial atención a despertado la escena en la que rechaza con muy malos modos un ofrecimiento de Ben Stiller) y colocones de todos los colores, públicos y privados, pueblan la película.
Entre estos momentos también se encuentra el momento en el que el antaño actor intenta persuadir a la estrella de la música Puff Daddy con todas sus armas para que produzca su disco de rap o el germen de todo: su hilarante y sonada aparición en el show de David Letterman.
Una entrevista con motivo del estreno de su película Two Lovers (que curiosamente llega esta semana a los cines españoles) en la que, con un aspecto más que peculiar, se mostró sospechosamente disperso y fue incapaz de responder coherentemente a las preguntas del presentador que, al igual que el público, acabó riéndose del actor.
CASEY DICE QUE TODO ES VERDAD
Episodios bochornosos que Phoenix ha ido protagonizando en los últimos meses siempre con la presencia, ahora ya desenmascarada, de su cuñado Casey empuñando una cámara. Puede que para alimentar el morbo que tan buena promoción está haciendo a la cinta, que todavía busca distribuidora que se lance a la aventura, el hermano de Ben Affleck asegura que todo lo que grabó es real.
"Quise explorar lo que pensé sería un período interesante en su vida. Él dijo que él no quería volver a actuar e intentó hacer la música, y que, justo allí, que algo iba a pasar...", asegura Casey Affleck en declaraciones a la ABC en las que asegura que nada de lo que ocurría en los numeritos de su cuñado estaba pactado.
"No tenía ni idea de lo que iba a pasar... cada vez era más fascinante", dice entusiasmado Aflleck que señala que lo recogido en esta cinta es a la vez "un espectáculo público y también una especie de catarsis interna" que muestra la verdad sobre el proceso que sufrió Phoenix. Una película, como bien dice el director, "increíble" e "irrepetible". Eso sí es seguro.