El 6,7 % de la población mundial ya es hispanohablante, porcentaje muy superior al ruso (2,2 %) y al francés y al alemán, ambos con 1,1 %, y se prevé que en 2030 la cifra se eleve al 7,5 %. Son algunos de los datos que contempla el anuario 'El español en el mundo 2015', que elabora el Instituto Cervantes y que ofrece "pocas variaciones" con respecto al estudio efectuado el año anterior, la mayoría vinculada a cuestiones demográficas, según su autor, el profesor de la Universidad Complutense David Fernández Vítores.
En 2015, casi 470 millones de personas tenían el español como lengua materna, mientras que el grupo de sus usuarios potenciales en el mundo -incluye a las personas de dominio nativo, a las de competencia limitada y a los estudiantes de lengua extranjera- alcanza casi 559 millones, según se recoge en esta especie de fotografía de nuestra lengua en el planeta. El español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín, así como la segunda en el cómputo global de hablantes, ya que, por razones demográficas, el porcentaje de población mundial que habla español como lengua nativa sigue aumentando, mientras que la proporción de hablantes de chino e inglés desciende.
Por ello, las previsiones estiman que en 2030 los hispanohablantes serán el 7,5 % de la población mundial y que, dentro de tres o cuatro generaciones, el 10 % de la población mundial se entenderá en español. Además, más de 21 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera en diversas regiones del planeta. Sólo en el África subsahariana hay 1,2 millones de estudiantes, dato que ha destacado el director del Cervantes, Víctor García de la Concha, para recordar que se trata de una zona "desatendida" por esta institución y reclamar la apertura de centros allí.
Así que nuestro idioma goza de buena salud cuantitativa, que no cualitativa. García de la Concha ha lamentado el actual "uso empobrecido, zarrapastroso", progresivo y en todos los órdenes, derivado de "una escasa lectura o de una no buena lectura y de una deficiente educación, de programas empobrecidos de enseñanza del español". No lo achaca a las redes sociales, donde el español se mantiene en forma en cuanto a uso: es la segunda lengua más utilizada en las dos principales, Facebook y Twitter, "ambas con un enorme potencial del crecimiento", se subraya en este anuario.
Como curiosidad, es la más empleada en Twitter en ciudades mayoritariamente anglófonas como Londres o Nueva York. En cuanto a internet, el español es la tercera lengua más usada en la red, por detrás del inglés y el chino, y el 7,9 % de sus usuarios la usa para comunicarse en ella, lo que ha hecho que crezca un 1.100 % entre 2000 y 2013.
En el informe se dedica un capítulo a Estados Unidos, donde residen más de 54 millones de hispanohablantes, y el español es, "con mucha diferencia", el idioma más estudiado, algo que se relaciona con la mejoría económica de la comunidad hispana, que cuenta con varios medios de comunicación en su lengua nativa, "algunos, como Univisión, muy poderosos", y un mercado editorial "importante".
También se ha analizado la situación de nuestro idioma en el mundo del libro y en el del cine, con atención particularizada a las exportaciones y traducciones, donde el resultado es "satisfactorio", al contrario que en el ámbito científico, donde es mucho menor la producción y la divulgación en español.
Fernández Vítores también ha destacado que el español "le está ganando terreno al francés como lengua internacional", aunque no tenga traslación al ámbito oficial. De hecho ya se ha reclamado a Naciones Unidas que sustituya el francés por el español como segunda lengua oficial.
Por cumplirse el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del 'Quijote' en 2015 y este año el de la muerte de su autor, esta décimo octava edición del anuario 'El español en el mundo' se completa con la aportación de nueve cervantistas internacionales, coordinados por uno de los mejores conocedores de la obra de Miguel de Cervantes, el profesor José Montero Reguera. En sus artículos abordan cuestiones sustanciales de la segunda parte de la novela como su relación con el primer tomo (1605), el devenir de los personajes o el uso literario del humor.