Este martes 16 de noviembre el Comité Intergubernamental de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, reunido desde este lunes y hasta el viernes en Nairobi (Kenia) y formado por 24 miembros, decidirá si finalmente el flamenco entra a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, a la que optan 47 candidaturas de 31 Estados parte, y examinará otros cuatro elementos que concurren a su inscripción en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia.
El flamenco, que ya optó a este reconocimiento en 2005, es una de las cuatro candidaturas que presenta España ante el Comité de Patrimonio Inmaterial, además de los castellets catalanes, la sibila mallorquina y la dieta mediterránea, una proyecto en el que también participan Marruecos, Grecia e Italia.
La Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, ha organizado este martes una serie de actividades que contará con la presencia de personalidades del mundo del flamenco, y que comenzarán con un desayuno informativo en el que la directora, María de los Angeles Carrasco, informará sobre la reunión de Nairobi y la hora aproximada en que se tomará la decisión, que se conocerá en una conexión en directo con la ciudad africana, donde se encuentra el consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Paulino Plata.
El flamenco inició su andadura en 2009 cuando la candidatura fue registrada en París en agosto de ese año y desde comienzos de 2010 se puso en marcha la campaña 'Flamenco Soy' para promocionar nacional e internacionalmente el proyecto.
Además, la candidatura cuenta con el impulso del Gobierno de España y el consenso de Murcia y Extremadura, así como con gran apoyo institucional, de artistas y particulares. Más de 30.000 personas procedentes de 60 países han votado online por el proyecto.
Adoptada en 2003 y ratificada por 132 Estados, esta Convención preconiza la salvaguardia de elementos tales como tradiciones y expresiones orales, las artes del espectáculo, las prácticas sociales, rituales y celebraciones festivas, los conocimientos y prácticas relacionadas con la naturaleza y el universo, y las técnicas artesanales tradicionales.
Se considera que constituyen un patrimonio vivo que, transmitido de generación en generación, confiere a las comunidades y grupos que lo practican un sentimiento de identidad y continuidad que se estima esencial para el respeto de la diversidad cultural y de la creatividad humana.
