Wildlife Photographer of the Year

La fotografía como profesión y como afición, los dos objetivos españoles reconocidos en el Wildlife Photographer of the Year

El prestigioso concurso de fotografía de Londres, Wildlife Photographer of the Year, deja como finalista a Antonio Liébana y como ganador en la categoría de menos de 11 años a Alberto Román.

Entrevista a Antonio Liébana n el Wildlife Photographer of the Year

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Ver la vida a través de un objetivo, capturar la belleza del instante y eternizar la sensación de lo efímero. La estadounidense Berenice Abbott afirmaba que "la fotografía sólo puede representar el presente. Una vez fotografiados, el sujeto se convierte en parte del pasado" y es que este arte es en cierta forma una herramienta para atrapar el tiempo. Retratos, paisajes, animales... todo puede plasmarse en el álbum de los recuerdos de cada uno y hoy nos centramos en dos imágenes que han sido reconocidas por el Wildlife Photographer of the Year, "el concurso más importante de naturaleza".

El Wildlife Photographer of the Year es el concurso fotográfico del Museo de Historia Natural de Londres y este año celebró su sexagésimo aniversario, con participantes de más de 100 países diferentes y en total más de 60.000 imágenes que valorar. Entre todo ese revuelto de técnica, narrativa visual, iluminación hay dos imágenes que, por su belleza y su autoría, nos llaman la atención. Las dos tienen firma española y las dos han sido reconocidas.

Antonio Liébana es fotógrafo profesional y su imagen de dos cálaos cuidándose mutuamente ha sido una de las finalistas y ha sido reconocida como 'Highly Commended'. El otro nombre propio es el de Alberto Román, un niño que con solo 9 años ha ganado este reconocido concurso en la categoría de menores de 11 años. Desde la Newsletter de Antena 3 Noticias, hablamos con los dos para conocer su experiencia en primera persona.

Antonio es ya veterano en el Wildlife Photographer of the Year, es la segunda vez que una imagen suya queda como finalista. Cada una de ellas tiene detrás una historia, un porqué. En la primera, el protagonista era el lince ibérico, un cachorro que aparece relamiéndose tomada en una finca de Ciudad Real llamada Peñalajo de donde Antonio es el director técnico de un bonito proyecto. "Conservar especies como el lince ibérico a través de la fotografía". En esta finca los fotógrafos "pagan un dinero para poder fotografiar el lince ibérico en un terreno privado y con ese dinero se ayuda a la conservación del lince".

Imagen de Antonio Liébana de un cachorro de lince relamiéndose
Imagen de Antonio Liébana de un cachorro de lince relamiéndose | Antonio Liébana

La de este año está tomada en el Valle de Danum, en Borneo: "En este caso, el día anterior a tomar la fotografía madrugué mucho y me fijé que estos cálaos estaban comiendo en árboles frutales y no se movían de allí. Me quedé con la idea de que estos animales frecuentaban este sitio y no eran especialmente asustadizos. A la mañana siguiente, con muy buena luz, también muy temprano, me acerqué a ver si estaban y sí. En este caso, después de comer un poco de frutos, se posaron tranquilamente en una barandilla y vi que se cuidaban el uno al otro. Aproveché, que estaban bastante tranquilos, a hacer una sesión de una hora mientras se propinaban cuidados y el resultado de la foto es concretamente este". Esta especie permanece emparejada de por vida y es una historia de amor que se preocupan de mimar.

Fue en los primeros días de marzo cuando la organización del concurso comunicó a Antonio que su imagen era una de las finalistas. Le pedía máxima discreción, siete meses en los que esa felicidad de saber que alguien más reconoce tu trabajo y cosquilleo de ver si finalmente ganaría o no. Antonio entiende el secretismo porque cree que si cada uno anunciase si es o no finalista "se perdería la magia, la fuerza y el impacto de este momento".

Su imagen no ha sido la ganadora, pero sí ha sido reconocida como 'Highly Commended', algo "muy complicado" y que para el autor "es un verdadero honor". El fotógrafo nos reconoce que él no se "obsesiona" con los concursos ni con las fotografías. "Yo, personalmente como fotógrafo profesional, no trabajo así. Yo he trabajado pensando en realizar un contenido que sea atractivo, en sacarle partido a todos mis viajes y si da la casualidad de que dentro de ese trabajo, dentro de ese millón y medio de fotos que hago al año creo que hay una imagen que sea sobresaliente, o que creo que pueda estar en la línea de un concurso de este nivel lo publico o lo presento al concurso, pero no trabajo pensando que esta foto me tiene que valer para un concurso, al revés, yo trabajo para crear contenido de calidad y ese material si veo que alguno destaca especialmente para ese concurso lo presento".

Fotografía de Antonio Liébana, finalista del Wildlife Photographer of the year
Fotografía de Antonio Liébana, finalista del Wildlife Photographer of the year | Antonio Liébana

En el momento de esta entrevista, Antonio estaba entre Zambia y Kenia, centrado en fotografiar a los grandes depredadores. En Zambia consiguió tener como modelo "una especie que es el perro salvaje o licaón como le llamamos en español, y bueno, lo hemos conseguido. Ha sido un gustazo poder estar con ellos 3-4 horas a pocos metros y disfrutando de esta especie que hacía ya tiempo que no fotografiaba". Próximamente viajará a la Antártida un mar de kilómetros en avión que implica muchas horas y días de espera. "Es un sacrificio personal, pero no lo miro así porque me siento un verdadero privilegiado. Te tiene que gustar porque vas a estar mucho tiempo fuera de casa, en mi caso concreto paso más de 220 días al año. Hago muchos kilómetros de avión, muchas horas de espera detrás de la fauna y, sobre todo, el trabajo de fotógrafo de naturaleza tiene que estar vinculado a la conservación. Tiene que haber un porqué, no solo para mostrar la belleza de la naturaleza, sino para ayudar a conservarla", reivindica.

Se despide de nosotros confesándonos cuál es esa imagen que aún le queda por capturar que no es otra que "la siguiente". "Siempre da la casualidad de que los últimos trabajos, los últimos proyectos que tienes quizás son los más emocionantes sin desmerecer el resto, pero quizás en la cabeza siempre estás intentando evolucionar y sacando el mayor partido posible de las fotos que estás haciendo en ese momento ¿Cuál me queda por hacer? Me quedan muchas, esa es la respuesta".

Sí que subió al escenario Alberto, un niño de 9 años de Ubrique que ganó en la categoría de menos de 11 años. Con su Olympus, OM-1 capturó la imagen 'Libre como un pájaro' en la que se ve a un pequeño pájaro posado junto a una cadena y un candado. "No me lo podía creer", nos confiesa Alberto que reconoce que fue duro guardar el secreto tanto tiempo aunque lo consiguió.

Alberto comenzó a disparar imágenes a los 4 años "mi afición por la fotografía se despierta cuando era muy pequeño, cuando mi padre salía al campo y en alguna de las salidas que hacía le acompañaba". Su padre es agente medioambiental y durante la pandemia le dio a conocer otra disciplina que ahora combina con las fotos, la ornitología.

Con la claridad que te dan los 9 años, Alberto tiene claro que de mayor no quiere dedicarse a la fotografía profesional. "Para mí la fotografía es 'na' más que una afición, y de mayor me gustaría seguir siendo fotógrafo, pero una vida con la fotografía es muy complicada". Le repetimos la misma pregunta que a Antonio, ¿cuál es esa foto que sueñas con hacer? y nos asegura que "en mente, ahora mismo no tengo ninguna, pero lo cierto es que sí que me gustaría fotografiar a algunas especies de animales como quebrantahuesos, urogallos..."

Entrevista a Alberto Román

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