No hay duda sobre el estado de gracia del "Juli". Torero de ideas muy claras, mucho más allá de conocer la técnica, la maneja y aplica a la perfección. Torero de mucho oficio, con una cabeza privilegiada, en el momento que se encuentra no hay toro que se le resista, ni triunfo que se le escape. Su valor está también más que contrastado.
Cosa bien distinta es el gusto y el sentimiento que pone en la interpretación. Torería y profundidad son dos conceptos que, aplicados a su estilo, no son tan fáciles de apreciar, y valorar. Y esto último porque los méritos para una salida a hombros por la cotizada Puerta del Príncipe de La Maestranza hay que medirlos siempre con muy estricto rasero.
Vaya otra vez por delante el reconocimiento al "Juli", que en sus dos toros estuvo sobrado en lo de la técnica. Dicho de otra manera, pisó los terrenos oportunos y en las distancias clave, acertó en el temple al acompasar los movimientos de los engaños a la velocidad de los toros, y en la altura que ambos exigían. Impuso su mando. En suma, fue el esplendor en las formas. Aunque en el fondo faltan otras cosas.
Dicho en pocas palabras: "El Juli" no es un exquisito del toreo. Aunque visto lo que hay, "El Juli" puede ser, y de hecho lo está siendo, el prototipo de torero triunfador, de épica, que no de lírica. Y no se trata de hacer juegos de palabras, sencillamente dejar claro que sus triunfos en los dos toros que toreó esta tarde en Sevilla resultan incompletos. Las dos orejas que cortó a su primero parecen excesivas por las ausencias en la faena. Un toro cambiante, al que costó sujetar en el capote, y fue por el izquierdo por donde finalmente lo consiguió. Se valoró mucho un quite a modo de réplica a otro de Cayetano Rivera, cuando lo único realmente notable fue la actitud de "picarse" con el compañero, puesto que sólo hubo empaque en la media verónica.
Sevilla es así de caprichosa a veces, y hay que aceptarlo. Pero, ojo, que ahora también hay que saber encajar los comentarios que la descalifican. Porque hoy, para muchos, perdió prestigio y rigor una plaza otrora santo y seña de la pureza, templo de la esencia del toreo.
No hubo más en la tarde. Porque Ponce se limitó a estar correcto pero frío en el soso primero, que iba y venía siempre a media altura. Y otra vez fácil y con idéntica apatía frente al parado cuarto. Cayetano, espeso de ideas, no fue capaz de aprovechar las diez o doce buenas arrancadas del tercero. Y tampoco resolvió en el último, aquí por falta de ánimo.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Garcigrande, aceptablemente presentados y de juego variado.
Enrique Ponce: pinchazo, metisaca en "los blandos" y casi entera ladeada (silencio tras aviso); y pinchazo, casi media y descabello (silencio).
Julián López "El Juli": estocada en "el rincón" (dos orejas); y pinchazo y estocada desprendida (oreja).
Cayetano Rivera: estocada caída (silencio); y dos pinchazos y estocada tendida (silencio).