El hombre de las mil formas

Cuando termina el arduo trabajo de pintar a Liu Bolin, quizás cueste encontrarlo en el paisaje. La mayor ambición de este chino es pasar completamente inadvertido en sus propias obras. Las creaciones del 'hombre invisible' provocan la curiosidad de los transeúntes, que no pueden creer que dentro de un graffiti en plena calle haya una persona real.

Oculto en la rueda de un tractor, en la de un tren o en mitad de una autovía, Liu lleva la técnica del 'body painting' hasta el extremo. Buen ejemplo de ello es la obra en la que mimetiza con la estantería de un quiosco, tan logrado está, que un cliente bien podría echarle mano a su bolsillo antes que coger una revista.

Aunque si le quitan el dinero, podría ocupar gratis una butaca de cualquier teatro, o posar para una foto en lo más alto del Duomo de Milán sin que nadie le vea.

Hacerlo desaparecer a golpe de pincel no es fácil. Sus ayudantes dedicaron muchas horas y pintura para que Liu formara parte del paisaje veneciano. Visto el resultado no sabemos si el artista es él o los que lo pintan.