Es la culpable de las colas más largas del Louvre y de las aglomeraciones en su interior. Su mirada y su sonrisa siguen desprendiendo misterio, pero son muchos los que han visto en el cuadro más famoso de la historia lo patológico, más que lo misterioso.
Una investigación la devuelve a la actualidad en medio mundo. Un doctor de Harvard cree que el color de la pintura y el pequeño hinchazón en el cuello se deben a un problema hormonal, hipotiroidismo. Por su ceja izquierda algunos médicos dijeron que padecía una contractura muscular.
De su sonrisa, los médicos han dicho que padecía bruxismo por estrés, ausencia de piezas dentales o incluso sífilis.
En su mano derecha han visto un lipoma de tres centímetros y por su sonrisa desviada al lado izquierdo se habló de Síndrome de Tourette. De ella también se dijo que estaba embarazada.
Para algunos más que un cuadro artístico , siempre ha sido, un cuadro clínico.