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FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO
La localidad pontevedresa de Catoira celebra su tradicional desembarco vikingo
Como hace un millar de años y como cada primer domingo de agosto, los vecinos de Catoira han logrado evitar la 'invasión vikinga'. Los 'vikingos' se presentaron puntuales en cinco embarcaciones al grito de 'Úrsula!. Esta guerra ha terminado con la firma de la paz y con la celebración a base de un buen vino, vecinos y 'vikingos' comparten una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.
En Catoira los vikingos no tienen por qué ser rubios y fuertes, también los morenos y los pelirrojos pueden disfrutar del desembarco que se recrea cada primer domingo de agosto. En esta batalla campal entre lugareños y bárbaros el vino sustituye a la sangre.
Desde 1960, los habitantes de Catoira, disfrazados de guerreros vikingos, representan el ataque pirata vivido en la acogedora villa.
La historia de la Romería Vikinga de Catoira está, en efecto, íntimamente ligada a la importancia estratégica del complejo militar del Oeste. Las Torres sirvieron en su origen, y durante mucho tiempo, de escudo defensivo a Galicia, al menos desde el comienzo de la Edad Media hasta el reinado de los Reyes Católicos.
A bordo de cinco embarcaciones han llegado por el río Ulla los invasores. Los habitantes de la villa han intentado resistir, en una contienda simulada.
En el escenario, la estampa de gritos salvajes, "¡Úr-su-lá!, ¡Úr-su-lá!", y unos remeros muchísimo más mañosos que los otros.
Tras la lucha, y bien llevados, todos los que así lo han querido han podido disfrutar de una comida campestre.
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