Lorenzo Silva ha aparcado a su brigada Bevilacqua y ha vuelto a las historias de amor. O, al menos, a convertir el amor en el tema central de una de sus obras. 20 años después de 'La flaqueza del bolchevique', el escritor madrileño ha recuperado el gran tema en 'Música para feos'.
En su nueva novela, Silva apuesta por subirse a la mirada de la protagonista para poner voz, mirada y sensibilidad femenina en el relato. Ella, Mónica, es una mujer joven que no ha tenido mucha suerte con el amor, ni con el trabajo, ni con la vida en general. Él, Ramón, es un militar veterano destinado en la Base de Apoyo Avanzado de Herat, en Afganistán.
Así que si el amor centra el relato, el conflicto armado afgano lo adereza. Es en esa parte en la que Lorenzo Silva ha hecho labor de reporterismo y ha tratado de mostrar la vida de los soldados españoles destinados en uno de los puntos más calientes del planeta. Según él mismo, sin contar la vida de nadie, pero sí la de todos: "Aunque para narrar las vicisitudes bélicas de uno de sus protagonistas me inspiré en hechos, personas y situaciones reales, esa parte del relato no debe leerse como trasunto fidedigno de la experiencia de nadie, ni aspira a retratar a ninguna persona concreta".
Y, además de amor y guerra, dos de los temas con mayúsculas, música. Que la novela se llame 'Música para feos' no es artificio. La música está en la corazón de una historia que se va desarrollando arrullada por Leonard Cohen y que se sacude al ritmo de Rammstein. Y además, Back To Black de Amy Winehouse, Creep de Radiohead, Old And Wise de Alan Parsons Project, Chelsea Hotel #2 de Rufus Wainwright, Sweet Talkin’ Woman de Electric Light Orchestra, Yo quiero verte danzar de Franco Battiato, The Final Cut de Pink Floyd, o A Love So Beautiful de Roy Orbison.
La música ambienta tanto la novela que Lorenzo Silva ha decidido crear para el libro una playlist de Spotify donde está la banda sonora de sus páginas.