Los ocho danzadores de Anguiano (La Rioja) han revivido la tradición al lanzarse por una cuesta empedrada y empinada, encaramados a unos zancos de madera de medio metro de altura y girando sobre sí mismos en un espectacular y vertiginoso movimiento multicolor. Los jóvenes, con experiencia en el descenso en otras fiestas de esta localidad riojana, han completado con éxito su danza, arropados por los cientos de visitantes que han acudido a presenciar esta tradición, en el día grande en honor a la virgen de la Magdalena.
Tras la procesión y la misa, los ocho danzadores han escenificado su arriesgado baile, vestidos con una falda amarilla de amplios vuelos y corpiño de colores, dando vueltas sobre sí mismos al tiempo que tocaban las castañuelas al son de dulzainas y tamboriles. La alcaldesa de Anguiano, Gemma López, ha detalladoque este año no se ha arrojado por la cuesta ningún mozo nuevo, ya que los danzadores, de edades comprendidas entre 14 y 27 años, ya habían participado en otras ocasiones.
Los zancos, que se elaboran artesanalmente con madera de haya en una carpintería de Nájera, se atan a las piernas a la altura de las rodillas, que quedan protegidas con unas almohadillas para amortiguar el impacto de los saltos. El primer documento escrito en el que aparece mencionada la danza de Anguiano es un 'Libro de acuerdos y decretos del 30 de mayo de 1603', por lo que según las referencias de este manuscrito esta tradición podría tener más de 400 años de historia, ha asegurado la alcaldesa.
El origen de este baile puede deberse a un acto iniciático como paso a la edad adulta o bien un origen celta por los ritos de la "danza al sol" por el colorido de la falda, aunque según López, "hay varias teorías". Por undécimo año se ha encaramado hoy a unos zancos el anguianejo Saúl Fernández, quien, con sus 26 años, es uno de los veteranos del grupo de danzadores.
"El subidón de adrenalina que llega al descender la cuesta da paso a una sensación de relajamiento y satisfacción por haberlo conseguido, además de ser jaleado por todo el pueblo", ha relatado. Anguiano, situado a unos 45 kilómetros de Logroño, tiene una población de unos 540 habitantes, y además de los danzadores, es un pueblo muy conocido por la calidad de sus caparrones, una exquisita alubia parda.