Si en los 60 veíamos sobretodo productos básicos y de alimentación, hoy la tecnología es la que gana terreno en la pauta publicitaria. La publicidad ha evolucionado de la mano del consumidor. Y así, hemos cambiado las canciones pegadizas por mensajes más subliminales.
“Invertir en publicidad es invertir en futuro, en innovación y en lo que realmente le diferencia de otras compañías”, asegura Lidia Sanz, directora general de la Asociación Española de Anunciantes (AEA). En España hemos pasado de una época en que los roles estaban muy marcados, a otra en la que los anuncios se hacían virales
“El consumidor se convierte en un propio medio. Lo importante es conectar con el espectador y conseguir que recuerde el anuncio”, dice Jaime Lobera, presidente de la AEA. Hace décadas, los anuncios eran quizás mucho más directos y fuertes. Y así veíamos a Di Stefano anunciando medias, o a Carmen Sevilla hablándo de televisores.
La publicidad ha cambiado hacia la emoción, y ahora su objetivo principal es hacer partícipe al consumidor. Porque del 1% de los hogares que tenían televisor en los 60, hemos pasado a casi el 75% con conexión a internet en 2014.