Este año más que nunca, Jerusalén se ve inundada de peregrinos de todas las confesiones cristianas y de judíos de todo el mundo. Son 300.000 turistas, entre ellos numerosos españoles, que han pagado unos 1.400 euros de media.
"Ves una mezcla de culturas alucinante, mucho fervor y sobretodo nos hemos enamorado de la ciudad, es preciosa", cuenta una turista. "Para mí es traer al presente algo que pasó hace 2.000 años y que me sirve hoy para vivir", explica otra.
En una época gran convulsión y de revolución en países de Oriente Medio como Siria o Egipto, numerosos turistas de Europa oriental y de países asiáticos han decidido acudir a Tierra Santa.
Las estaciones de la Vía Dolorosa de la Ciudad Vieja, recorridas por Jesús hace casi 2.000 años, son el epicentro de la celebración de Semana Santa. "Es una emoción indescriptible porque estás viviendo donde vivió Jesús", cuenta emocionada una mujer.