Las demandas por plagio en el mundo de la música son cada vez más frecuentes y son muchos los cantantes que prefieren llegar a acuerdos antes de terminar en los tribunales.
Es lo que ha hecho la cantante estadounidense Miley Cyrus, a quien le pedían 300 millones de dólares por copiar una frase de un artista jamaicano.
Aunque ya era mundialmente conocida por su papel en Hannah Montana, Miley Cyrus trunfó en el año 2013 con su éxito 'We can't stop', pero cinco años más tarde, en 2018, un artista jamaicano la denunció.
Cyrus no reconoce el plagio y hay serias dudas de que conociera la canción del jamaicano pero, para evitar problemas, ha pagado una cantidad de dinero al demandante para acabar con esto.
Javier de Torres, abogado especialista en propiedad intelectual explica que este acuerdo se debe a que "los tribunales condena a cantidades potentes y suele traer cuenta llegar a un acuerdo porque si no te arruina el demandante o tus propios abogados lo harán con sus facturas".
Hace unos años el grupo Led Zeppelin fue acusado por el inicio de unos temas más famosos y, aunque más tarde fueron absueltos, una Corte de apelación estudia reabrir el caso.
Pero los parecidos entre canciones son muy numerosos. Los Strokes y Maná, Michael Jackson y Albano, Simon and Garfunkel y Hombres G y un largo etcétera.
Judicialmente no hay una regla de oro para diferenciar el plagio del parecido casual pero lo cierto es que cada vez hay más canciones y cuesta más ser original porque las letras, melodías y armonías corren el riesgo de parecerse a otras ya compuestas.