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SABINA Y SERRAT EN MADRID
Y las musas bailaron con ‘El bombín’ y ‘El nano’
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat llenaron por segunda noche consecutiva el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid en su gira ‘Dos pajaros contraatacan’, donde un espectáculo al más puro estilo Broadway se mezcla con los grandes clásicos de ambos maestros encima del escenario.
‘Hoy puede ser un gran día’ abría el repertorio en los labios de Serrat, y lo fue, una gran noche en la que Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat nos presentaron su ‘Orquesta del Titanic’ que al igual que ellos no dejó de tocar mientras se hundía el barco para alegrar los corazones de los allí presentes.
Sabina recordó sus comienzos en el metro de Londres donde dedicaba a las jóvenes las canciones de Serrat. 40 años después, el cantante de Úbeda estaba mano a mano con su primo ‘El nano’ recibiendo los aplausos de diez mil personas mientras interpretaban las canciones de su segundo disco juntos.
Sabina y Serrat, Serrat y Sabina, la historia ha unido las voces de los dos genios para elevar la poesía a un sonido celestial que sale de sus canciones, letras sin desperdicio intercambiadas entre el terciopelo de Serrat y la voz rota de aguardiente de Sabina.
‘La Magdalena’ en lo labios del catalán se convirtió en una señora y mencionó a la gran Chavela Vargas, a la que Sabina no quiso recordar con misas ni funerales, sino paseando ‘Por el Bulevard de los sueños rotos’.
La gente se puso en pie con un ‘Pirata cojo’, un tema que llegó con baile de claqué por parte del maestro del bombín y unos alegres malabares en las manos de Serrat. Y fluyeron los sentimientos, los duendes de la palabra se sentaron y comenzaron una charla distendida sobre los catalanes con brindis de cava francés incluido.
Si el amor no se puede explicar, Sabina y Serrat son capaces de cantarlo, y en ‘Contigo’ las musas salieron de su letargo y danzaron alrededor de los maestros en el escenario. La noche se consumió y el espectáculo se cerró con ‘La fiesta de San Juan’ junto con la promesa de ambos esperando que Madrid los disfrute mucho tiempo, y que así sea, porque la poesía necesita unos labios la canten.
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