Plácido Domingo se va de Madrid con el placer de haber pulverizado en cada una de sus interpretaciones de "Simon Boccanegra" como barítono los récord de ovaciones propios y del Teatro Real, donde ha logrado una emocionante e inédita media hora de aplausos que él ha agradecido poniéndose "torero".
Cuando ya llevaba 28 minutos apareciendo y desapareciendo con el telón subido, con el telón bajado, sólo y en compañía de sus espléndidos compañeros, Inva Mula, Ferruccio Furlanetto y Marcello Giordani, se ha quitado la capa roja de terciopelo que caracteriza a su personaje y ha pegado unos pases ante el delirio del respetable.
"¡Torero!, ¡torero!", han gritado entusiasmados entonces los espectadores, y él ha repetido "la faena" en medio de "¡oles!" enfervorizados.
"Lo he hecho porque con lo que ha pasado es el día que había que hacerlo", ha explicado el artista al término de la función en referencia a la decisión de Cataluña de prohibir los toros.
El cantante, que ya había anunciado que sus dos anteriores actuaciones en esta ópera eran sólo "ensayos generales" de lo que sería esta noche, se sentía "transportado" de felicidad ante el cariño del público e "increíblemente emocionado" por vivir esta experiencia en Madrid.