Salvador Dalí llega al Centro Pompidou de París con una gran retrospectiva, la primera en más de treinta años en la capital francesa, en la que exhibe, en palabras de los organizadores, toda su "bulimia creativa". Desde el 21 de noviembre y hasta el 25 de marzo quienes visiten el mayor museo de arte moderno de Francia podrán admirar más de doscientas piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos e instalaciones de vídeo.
Se trata de una oportunidad de descubrir a las nuevas generaciones la irreverencia de este mago del surrealismo. El arquitecto y pintor español Óscar Tusquets, amigo de Dalí y uno de los tres depositarios de su legado, ha diseñado una puesta en escena laberíntica, que permite resaltar el contenido excepcional de la muestra.
Pinturas como el retrato de Picasso se mezclan con esculturas como el teleléfono afrodisiaco blanco. Dibujos, películas, collages y documentos que atestiguan el insaciable apetito creativo de Dalí y las múltiples formas que encontraba para saciarlo.
La que fuera su musa, la modelo transexual Amanda Lear, le define como un hombre con doble personalidad. En público, disciplinado, siempre provocando con su bigote, rozando lo ridículo. "En privado, era una persona completamente diferente. Era como el doctor Jekil y mister Hyde. Era adorable, culto, atento, romántico, divino".
Una estructura con forma de huevo en la se proyecta un Dalí en posición fetal da la bienvenida al visitante a una retrospectiva que pasea por todos los aspectos de la obra y la vida del pintor de Figueras. La exposición, organizada conjuntamente entre el Centro Pompidou y el Reina Sofía, ha tardado tres años en materializarse. De hecho, se trata de un evento muy esperado en Francia que ha generado otra decena de actos, exposiciones, subastas y eventos paralelos. La muestra viajará en abril próximo al museo Reina Sofía de Madrid.
Estructurada en torno a un doble eje cronológico y temático, la muestra ahonda en los inicios del provocador artista en la Residencia de Estudiantes y su relación con la Generación del 27, hasta su aterrizaje en la pintura surrealista de la mano de artistas como Joan Miró, Max Ernst o Yves Tanguy. Además, a través de múltiples instalaciones audiovisuales, explora su vertiente más mediática, despreciada por los historiadores del arte por considerarla vulgar y autopromocional, y sin embargo imprescindible para comprender su obra.
En la muestra, que ha contado con aportaciones de media decena de museos así como de colecciones privadas, puede verse asimismo un cuadro cuyo influjo en el artista ampurdanés es poco conocido por el gran público y sin embargo, es fundamental: el "Ángelus" del pintor realista francés Jean-François Millet.
También presentes en la muestra se encuentran las incursiones del pintor en los campos de la ciencia y la tecnología: Dalí utilizó técnicas como la estereoscopía y la holografía, y por supuesto explotó las posibilidades de los medios de masas, como la televisión y el cine. Así, junto a obras maestras como "El gran masturbador" o la mítica sala "Mae West", aparece Dalí posando triunfal y burlón ante las cámaras, poniendo de manifiesto que este pionero de la actuación "consideraba el arte como un acto de comunicación global", explicaron los organizadores del evento.
Pero frente la provocación y la polémica como actitud vital, la retrospectiva incide sobre todo en su trabajo como artista pluridisciplinar y se adentra en la obra del hombre que, como concluye Martin, "ejerció su talento en todas las modalidades creativas y logró que nada escapara a su curiosidad".
