Si el agua ha podido quitar brillantez al recorrido que ambos han hecho por la localidad, el cariño de sus gentes les ha llegado sin dificultad, aunque haya sido bajo la obligada protección de los paraguas, que sólo se han cerrado en algún momento puntual.
Aunque el deseo de los vecinos y la Fundación Príncipe de Asturias, que cada año concede esta distinción, era que las nubes "perdonaran" la visita, lo cierto es que don Felipe y doña Letizia, protegida por una gabardina, han tenido que usar el paraguas desde el mismo instante en que se han bajado del coche oficial.
El "pueblín" de Bueño, de 150 habitantes, es la localidad de Asturias con más hórreos y paneras, cuenta con un Centro de Interpretación del Hórreo y disfruta de una intensa vida cultural, Festival de Jazz Internacional incluido.
La lluvia ha tenido un efecto colateral, ya que los vecinos apenas han podido aplaudir a los príncipes cuando han descubierto una placa conmemorativa, porque tenían las manos ocupadas con los paraguas y, cómo no, con cámaras y móviles.
Han tenido que guardarse las ovaciones para el momento en que el heredero de la Corona y su esposa han llegado a la Plaza Mayor, en la que para guarecerse de la lluvia se había instalado una carpa que restaba algo de colorido a la belleza tradicional del recinto.
Lo ha dicho el mismo don Felipe ante sus habitantes, al referirse a la "naturaleza tan rica, variada y hermosa de nuestra muy querida Asturias, aún con esta lluvia..." alusión que ha sido agradecida con un aplauso de los vecinos, entusiasmados con la presencia de los príncipes.
El presidente del Principado, Javier Fernández, protegido como todos con su paraguas, el presidente de la fundación, Matías Rodríguez Inciarte, y el alcalde del municipio de La Ribera, José Ramón García Saiz, al que pertenece Bueño, les han acompañado en el recorrido por las calles del pueblo. Así han podido caminar por unas calles que aparecían primorosamente cuidadas, entre hórreos y casas restauradas con esmero, muchas engalanadas con banderas nacionales y de Asturias.
"¡Felipe!, ¡Letizia!", gritaban los paisanos tras unas vallas que no impidieron a los príncipes acercarse a ellos para estrecharles las manos, besar a sus hijos o dejarse retratar. Los periodistas, camarógrafos y fotógrafos, entre tanto, corrían en grupo buscando posición para lograr la mejor imagen, mientras sonaban gaitas y se escuchaban llamadas a los príncipes.
Durante el paseo a pie, don Felipe y doña Letizia han visto trabajar a varias vecinas que hacían encaje bajo un hórreo; a la princesa Letizia le han acercado una bebé que no ha dudado en coger en brazos mientras el príncipe le hacía carantoñas.
Más adelante, en una panera, otros vecinos representaban una escena costumbrista, vestidos con trajes tradicionales. También han saludado a un artesano local de la madera y han bebido sidra bajo un hórreo, mientras otros limpiaban mazorcas de maíz en la tradicional "esfoyaza".
Los saludos y los besos a niños se han repetido, aunque en algún caso Don Felipe ha tenido que pedirlo expresamente. "¿Me das un beso?", le ha preguntado a un pequeño que seguía una de las escenas junto a la puerta de su casa; "Vale", le ha contestado el niño. En el acto institucional en la plaza, el príncipe ha agradecido el cariño y el "carácter abierto y generoso" de los habitantes de Bueño después de hacer entrega del diploma que acredita a la población como "Pueblo Ejemplar 2012".
Luego los príncipes se han dirigido a la capilla de la localidad, desde cuya puerta han escuchado la interpretación de una pieza de jazz a cargo del Quinteto Jazz Gueñü/Bueño. Ante la puerta de la capilla, don Felipe y doña Letizia han escuchado atentamente al grupo, cogidos de la mano, mientras la lluvia no paraba de caer, casi al mismo ritmo de la obra musical.
La visita al centro cultural de Bueño, al Centro de Interpretación del Hórreo y un "almuerzo de campo" han completado una jornada en la que, como ha dicho el alcalde a sus vecinos, "parece que está lloviendo, pero es que estamos llorando de alegría".