El reloj de la madrileña Puerta del Sol está ya listo y engrasado para cumplir con precisión su minuto anual de gloria y dar a la hora exacta las campanadas que, un año más, mantendrán ante el televisor a millones de españoles para comer sin atragantarse las doce uvas que darán la bienvenida a 2013.
Aunque los relojeros encargados de su mantenimiento suben a la torre varias veces por semana y tienen la maquinaria en perfectas condiciones, a medianoche del día 30 realizarán un ensayo que, desde hace años, congrega en la plaza a miles de personas en un adelanto de las campanadas muy similar al original.
Pedro Ortiz, uno de los relojeros de Relojería Losada, encargada desde 1997 de su mantenimiento, confirma que el ensayo será realizado por los mismos cuatro profesionales que el día 31 permanecerán en la torre de la Real Casa de Correos, sede de la presidencia madrileña, desde las diez de la noche hasta después de las campanadas.
Las dos noches, exactamente veintiocho segundos antes de las doce, retirarán la palanca que sujeta la bola del reloj, que descenderá por su propio peso acompañada de su famoso repique de aviso. A continuación sonarán los cuartos, con dos campanadas cada uno, de modo que en total se escucharán ocho campanadas en bloques de dos.
Finalmente, coincidiendo con la última señal horaria, a las doce en punto de la noche, repicará la primera campanada. Con un intervalo de tres segundos, sonarán después las otras once campanadas, ya en los primeros 33 segundos de 2013.
"Es como un actor que se sabe su papel de memoria pero para el que cada función es diferente o como cuando te compras un coche nuevo; lo normal es que arranque al día siguiente, pero siempre puede fallar algo", explica Ortiz, que en todo caso asegura que el próximo día 31 no fallará nada.
El reloj llegó a Madrid desde Londres en 1865 para ser colocado en la iglesia del Buen Suceso y luego en este edificio, antigua sede de Gobernación, más tarde Dirección General de Seguridad y ahora Presidencia de la Comunidad de Madrid.