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CONCIERTO EN MADRID
Robe Iniesta, contra los móviles en los conciertos: "Si me enfocáis, cojo un saco de piedras y a alguno le doy"
En un concierto en el WiZink Center de Madrid, el que fuera miembro de Extremoduro criticó duramente el "asunto de los móviles" y señaló: "Vo que algunos estáis empeñados en grabar. Solo os pido que no molestéis a nadie".
Robe Iniesta es imprevisible. En una misma noche puede ser un sensible que dedica una "nana" a los niños refugiados y un provocador que amenaza a sus seguidores con tirarles "piedras" si le graban en vídeo, como ha ocurrido este sábado en Madrid, donde el cantante ha renunciado "al mundo" y a los móviles.
El fundador, vocalista y compositor de la banda Extremoduro también ha obviado que el subtítulo de la tercera parte de la gira 'Bienvenidos al temporal' -a punto de llegar a su fin- reza "Nadie se baña dos veces en el mismo río" porque es la segunda vez en lo que va de año que se le ve por la capital.
Las aguas del WiZink Center, eso sí, son menos íntimas que las del Teatro Circo Price -donde recaló en junio- pero le han servido a Robe para navegar con soltura por los temas de sus dos trabajos en solitario, 'Lo que aletea en nuestras cabezas' (2015) y 'Destrozares. Canciones para el final de los tiempos' (2016), ante unos fieles que vuelven a rendirle culto.
En las gradas y en la pista, muchas camisetas de Extremoduro, enfundadas por quienes tenían claras dos cosas: que no iban a saltar sin parar con la cerveza en la mano y que usar el móvil estaba terminantemente prohibido. La cita "a solas" con 'el Robe' arrancó con un violín que anunciaba que 'El cielo cambió de form'" y siguió con 'Querré lo prohibido', tras un saludo muy breve del protagonista de la noche.
"Esta canción no va de fistros pecadores ni de pecadoras", dijo el cantante antes de interpretar 'Por ser un pervertido', como un claro guiño en recuerdo del recién fallecido Chiquito de la Calzada.
Después, el de Plasencia -poco locuaz hasta el momento- dio rienda suelta a una de las canciones más sentimentales de su último trabajo, 'Donde se rompen las olas', seguida de 'Hoy al mundo renuncio'.
Al hilo de una confesión tan pesimista como tajante, Robe quiso dedicar su 'Nana cruel' a "uno de esos niños refugiados" que mueren ahogados cada día en el Mediterráneo: "Va por ellos", ha recalcado. Pero la delicadeza del momento se esfumó con una clara sentencia sobre "el asunto de los móviles": "Veo que algunos estáis empeñados en grabar. Solo os pido que no molestéis a nadie y que no me enfoquéis a mí como antes he visto hacer a uno porque me voy a la calle, cojo un saco de piedras y a alguno le doy", ha advertido el músico.
Como si nada hubiera pasado, el extremeño continuó para describir la "densidad" del sol en 'Destrozares' y emocionar con la letra melancólica de 'Guerrero'.
El mismo tipo enjuto que, desde hace treinta años, reúne a varias generaciones en sus conciertos parece más dolido con la vida cuando revela que ha llorado "tanto, tanto" que ha "apagado hasta el infierno" en 'La canción más triste', con la que selló la primera parte del concierto.
Tras un una parada de 20 minutos para "beber, fumar o lo que sea", como las que son habituales en las actuaciones de Extremoduro, sonaron los acordes de 'Extramaydura', uno de los himnos de esa mítica banda, fusionado en el directo con otro tema de los que Robe alumbró el pasado año, 'Cartas desde Gaia'.
Sus seguidores lo han agradecido, aunque el veterano no ha necesitado tirar de estribillos del pasado para mantener el concierto siempre arriba; lo consigue también con lo nuevo, como ha demostrado con 'De manera urgente' y 'Puta humanida'", de las que ha salido victorioso sin desmelenarse.
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