La cultura del vino en nuestro país es cada vez más extensa, aunque no todos los vinos son grandes caldos, ni mucho menos. A veces la denominación de origen puede servir de mucho para ayudarnos a descubrir nuevos productos.
"Siempre te aporta un plus de reconocimiento pertenecer a una denominación de origen. El consumidor final entiende que una denominación de origen es como un garante calidad, de algo que está más controlado, más seleccionado", nos explica Marc, un pequeño productor de vino.
Variedades de uva, condiciones de producción, tiempos y procedimientos de fermentación o envejecimiento... Esas son la clase de cuestiones que controlan las denominaciones de origen.
Las más conocidas de nuestro país son las de Rioja y Ribera del Duero y la más extensa es la de La Mancha, que concentra el 50 por ciento de la superficie de viñedos de toda la Unión Europea. Como esas, hay otras 130 denominaciones de origen en España que, grandes o pequeñas, cada una cumple su función.
Eso sí, las denominaciones de origen sólo establecen unos criterios de calidad. Luego ya depende de cada bodega, el trabajo, la entrega y la apuesta por la excelencia.