El talento domó -o al menos eclipsó- a la bestia y, a sus 50 años, con dos Óscar, una carrera granítica y estrenos pendientes tan dispares como las nuevas cintas de Terrence Malick, Paolo Sorrentino y los hermanos Farrelly, nadie discute que Sean Penn es uno de los grandes de Hollywood.
Penn nació el 17 de agosto de 1960 en Los Ángeles County (Estados Unidos) en una familia de artistas que le facilitó adentrarse en Hollywood. Pronto destacó en papeles de rebelde: forjaron su calidad de satélite del "brat pack" "Fast Times at Ridgemont High", "Bad Boys" o "The Falcon and the Snowman", de John Schlesinger.
En esa película interpretó al narcotraficante Daulton Lee con tan buenos resultados que, como agradecimiento, Penn contrató a Lee como asistente personal. Excentricidades primerizas de un aprendiz de estrella que hizo un máster en esta disciplina al casarse con Madonna en 1985. Sean Penn, en esta época, fue arrestado por agredir a un paparazzi y protagonizó -con Madonna- la que probablemente sea su peor película: "Shanghai Surprise". Finalmente, en 1989, se divorció de la cantante de "Like a virgin".
Ya en los noventa, su talento fue reclamado por directores de más enjundia y Penn se convirtió en una inquietante presencia para el nuevo cine negro: "Estado de gracia" y, sobre todo, "Carlito's Way".
Con más poder de decisión, empezó a marcar el camino que quería para sí. Inauguró su carrera como director con "The Indian Runner" y, en 1995, llegó su verdadera consagración como actor, Oso de Plata en Berlín incluido, con "Pena de muerte".
Como Susan Sarandon, su compañera de "celda", comenzó a colocarse a la izquierda como una de las conciencias de Hollywood. Los derechos de los gays, la guerra de Irak, la defensa del presidente venezolano, Hugo Chávez, o Haití han centrado su activismo.
Premio en Cannes con "She's So Lovely", dos Copas Volpi en Venecia con "21 gramos" y "Hurlybulry" y, por fin, el reconocimiento de la Academia: por ese padre amoral por puro dolor en "Mystic River" y por mimetizarse con Harvey Milk en el biopic filmado por Gus Van Sant.
Woody Allen, Oliver Stone o Terrence Malick han sido otros realizadores que han contado con él, que también siguió dirigiendo títulos como "La promesa" y "Into the Wild".
Y para su segunda mitad de siglo, una cartera inmejorable: ha vuelto a trabajar con Malick en "El árbol de la vida" y tiene pendiente de estreno "Juego limpio", junto a Naomi Watts.