Las mil caras de la Torre Eiffel en su 130 aniversario: el testigo silencioso de la historia de París

La Torre Eiffel a sus 130 años no ha perdido nada de encanto. Fue inaugurada en 1889 en París, pero podría haber sido en Barcelona, ya que Gustav Eiffel se la ofreció a la Ciudad Condal un par de años antes.

Concebida para durar 20 años, la idea del Ejército de instalar una antena en la cúspide fue su salvación. De hecho, fue allí donde se interceptaron los mensajes en clave que descubrieron a la espía Mata Hari.

Aprovechando sus 300 metros de altura, el inventor Franz Reichelt probó el primer paracaídas con un desenlace fatal. Con más éxito, otros, sin embargo, decidieron escalarla.

La torre, inmóvil, ha sido testigo de todos los grandes acontecimientos del último siglo. Uno de los más siniestros, fue la ocupación alemana, aunque Hitler se quedó con las ganas de subir, ya que la resistencia inutilizó los ascensores.

También ha visto todo tipo de revueltas como las del mayo del 68 o las de los chalecos amarillos, y se ha vestido con los colores de Francia tras los atentados yihadistas.

Imitada en todo el mundo, la mayoría prefiere el original, y si no que se lo pregunten a los seis millones de turistas que la visitan cada año.