Diez años lleva el madrileño Javier Arcenillas recorriendo Centroamérica, retratando las pandillas del terror. Retratos que despojan al personaje de su identidad como los de la barcelonesa Andrea Torres. O capturando la naturaleza aunque esta esté muerta, una serie por la que Andrés Gallardo también es finalista.
Fotografias que nos suben por las paredes, nos hacen caminar por las aguas...e incluso volar. Donde la belleza de un alto en el camino o el desayuno de un frailecillo se convierten en algo inusual.
Miradas que nos hacen llorar, que inspiran...y que cuentan historias como la de Li, un niño que quiere ser como los demás, pero un problema genético se lo impide.
Ventanas de la vida que invitan a salir al balcón de casa a leer un libro, lleno de pequeñas historias. Esas que enseñan las fotografías capaces de abrir puertas del pasado, pero también echar un vistazo al futuro.