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Jorge Vázquez, Leandro Cano, ManéMané y Juan Vidal

Póquer de talento en la segunda jornada de la Madrid Fashion Week

El secreto y el éxito de Jorge Vázquez radica en su buen hacer y en el conocimiento exhaustivo de su clienta, para quien ha confeccionado una colección inspirada en las protagonistas de la serie 'Dinastía'.

Jorge Vázquez, Leandro Cano, ManéMané y Juan Vidal han conformado un póquer de talento en la segunda jornada de la pasarela madrileña de la moda, en la que se han visto propuestas para todos los gustos, desde prendas sofisticadas hasta piezas más descaradas y desenfadadas. Estos cuatro creadores han devuelto ilusión a la pasarela de Madrid: primero, Jorge Vázquez, en Ifema; y después, Leandro Cano, ManéMané y Juan Vidal, en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol.

El secreto y el éxito de Jorge Vázquez radica en su buen hacer y en el conocimiento exhaustivo de su clienta, para quien ha confeccionado una colección inspirada en las protagonistas de la serie 'Dinastía', Krystle Carrington y Alexis Colby, un duelo que desemboca en unas prendas "angelicales" y en otras más "agresivas". De ahí que aparezcan siluetas entalladas, volúmenes en las mangas y talles marcados, unos patrones asociados a estas mujeres con un gusto estético diferente. En definitiva, un popurrí de prendas para salir por la noche.

"La gente quiere vestir bien", ha dicho Jorge Vázquez, quien por primera vez ha subrayado el negro para rebajar la fuerza cromática del rojo, el fucsia y el azul. Para interpretar a la buena de la serie, Krystle Carrington, Jorge Vázquez ha recatado vestidos de manga larga, guantes largos de piel y abrigos de zorro, mientras que a Alexis Colby la ha presentado con vestidos cortos y medias de "plumeti".

Por su lado, sin aliento ha dejado Leandro Cano a los presentes durante la presentación de su último trabajo, inspirado en la tauromaquia y en la religión, dos temáticas que le llevan a sus raíces "para crear un concepto nuevo empezando desde cero". Sus prendas, muy femeninas, son artesanía pura en la que se descubre el punto, el ganchillo, el tejido con cuerda de pita, el esparto bordado o telas pintadas con corridas de toros.

Todas ellas han lucido admirables en la pasarela, dignas de estar en un museo, entre ellas un conjunto de chaqueta y pantalón cuajado de escapularios o un vestido de madera simulando la corona que utilizan las vírgenes en la imaginería religiosa. El gusto por la artesanía de Cano le ha permitido también mostrar una serie de bordados preciosistas y surrealistas, con los que ha recuperado un trabajo manual cada día más valorado.

Apuntes surrealistas también ha tenido la colección de Juan Vidal, que ha convertido a Cyntia, un maniquí móvil creado por el artista Lester Gaba en los años 30, en su musa. Se trata de una colección seria, de calidad, de trabajo a conciencia. Los tonos rosas empolvados de algodones y tafetas conducen las primeras salidas hacia un universo con estampados gráficos que muestran las fachadas de las boutiques con apuntes grises y lilas.

Además, la camisa toma fuerza en el último trabajo de Vidal, presentada con fabulosos lazos que en ocasiones abrazan todo el cuerpo de la modelo: "He deconstruido el lazo para marcar las siluetas". Si las faldas suben su cintura y se acortan, los vestidos muestras su faceta más lánguida y atractiva como un delicioso vestido azul de terciopelo.

Después, cuando la tarde cae, los morados, rojos y negros se eclipsan y brilla el plata, en noches de lamés metalizados y cientos de lentejuelas. Estilistas y editoras de moda han desfilado para Manémané. Miguel Becer, alma mater de la firma, se ha inspirado en las mujeres que rodean el mundo de la moda y ha creado una colección que bien podría componer el vestuario de la película 'El diablo viste de Prada'.

"En este trabajo he intentado entender a todas las mujeres que están alrededor de este mundo de tendencias", ha dicho Miguel Becer, quien ha jugado al contraste con sus prendas, imitando el "ejercicio de estilismo" que hacen las expertas en moda y sacando el lado más divertido y experimental de su firma. Por la mañana, Si Alvarno se mostró minimalista y roquero, María Escoté prefirió una visión sesentera, y Roberto Verino, una estética sencilla con apuntes románticos.

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