Raquel nunca imaginó que su viaje de Erasmus a Liverpool (Reino Unido) le cambiaría la vida de esa forma. Sabía que sería una experiencia inolvidable pero lo que no esperaba es que allí conocería a Trond y que hoy, 18 años después, estaría contando esta historia bajo la atenta mirada de sus cuatro hijos. Parecido es el caso de Mónica, Giorgi, María José... y de otras tantas personas que un día se atrevieron a "salir del nido" para descubrir "qué había más allá de España" y que hoy han relatado su historia de la mano de aquellos con los que compartieron su "aventura" en el extranjero y que un día se convirtieron en su pareja.
Todos ellos, hasta 30 familias, se han reunido en un hotel de Madrid, donde han conmemorado el 30 aniversario del programa Erasmus (ahora Erasmus +) de la Unión Europea en un acto en el que se ha recordado la figura del fallecido expresidente del Congreso Manuel Marín, quien, desde su puesto de exvicepresidente de la Comisión Europea, "impulsó este programa cuando no todos los países apostaban por él".
Han acudido con sus hijos, a los que coloquialmente llamaban "Erasmusbabies" pese a que alguno de ellos pudiese contar ya la veintena, quienes han sido los "verdaderos protagonistas" de unas historias que han cruzado fronteras y que comenzaron en un viaje de estudios.
Travesías que no han sido "tan fáciles como parecen", como cuenta María Jose, que se fue de Erasmus en 2008 a Groningen (Holanda), donde conoció a Lennart, alemán de nacimiento. Hoy, nueve años después y mientras su hijo Lucas corretea alrededor, la pareja bromea recordando cómo se conocieron en un país extranjero, sin saber el mismo idioma y, en el caso de María Jose, "con un inglés que no era muy allá", y cómo sortearon la "barrera" de la distancia cuando tuvieron que separarse durante un tiempo hasta que finalmente se instalaron en Londres y después en Madrid, donde viven ahora.
Giorgi recuerda su caso con mucha alegría. Él, procedente de Bulgaria, conoció a su mujer, Elisa, en Alemania. Un año después, "cansados de la lluvia", se fueron juntos a las islas Canarias, donde nació Elisa y donde aún residen con sus hijos Diego e Irina, de 5 años y 9 meses respectivamente. "Tiré todo por la ventana y empecé algo nuevo. Quien no arriesga no gana y yo gané. Espero que mis hijos un día puedan hacerlo", relata Giorgi.
Y es que para todos los presentes su experiencia Eramus ha sido "muy útil" a nivel profesional, pero sobre todo personal. Tras pasar por sus países de destino, se dieron cuenta de cómo se convirtieron en "personas más abiertas y sociales" y, sobre todo, de que "hay más cosas que te unen con los demás que las que te separan".
"Me creó una empatía con los demás que no tenía y me quitó muchos prejuicios. Te das cuenta de que al final tienes un poquito de las personas con las que te has encontrado. ¿Qué es ser español, francés o alemán?, al final es un ser un poquito de todos", confiesa Raquel.
Como estas 30 familias, hasta 9 millones de europeos -casi un millón españoles- han disfrutado del programa Erasmus desde 1987, año en el que nació y en el que 95 españoles se lanzaron a estudiar fuera de su país por un tiempo, una cifra que difiere mucho de los más de 45.000 estudiantes que se fueron el último año.
Es la "dimensión ciudadana" del Erasmus que han subrayado muchos de los presentes la que, según el portavoz de la Comisión Europea en España, Dimitri Barua, constituye "la mejora manera de construir Europa desde la educación y la cultura" y por ello ha anunciado su próximo objetivo: doblar el número de estudiantes que disfrutan de este programa y pasar del 3,7 % al 7,5 % en 2025 gracias al empleo de "más recursos" y a la creación de "redes de universidad europeas".
Además, ha recordado otros formatos del Erasmus como el Cuerpo Europeo Solidario, un programa de voluntariado a través del que pretenden conseguir de aquí a 2020 que 100.000 voluntarios salgan de su país "no solo a estudiar sino también para participar en la sociedad".