El grafiti, que apareció en abril en la pared de ese centro y ha sido vendido ahora a un coleccionista privado del Reino Unido, se hizo en seguida popular y muestra a un hombre y una mujer abrazándose mientras, cada uno, mira su teléfono móvil.
La obra apareció en el Broad Plain Boys Club de Bristol, localidad natal del misterioso artista callejero, cuya identidad se desconoce y que es cada vez más cotizado.
El club se apropió del mural y lo introdujo dentro del local, después de lo cual el propio Banksy reconoció que la obra era suya y que podían hacer con ella lo que quisieran.
La respuesta del grafitero se produjo después de que el centro, que tiene 120 años de antigüedad, exhibiese el mural a cambio de donaciones, lo que dio lugar a una polémica con el Ayuntamiento de Bristol, que ordenó que se lo llevara la Policía.
Fue el propio Banksy el que escribió al Broad Plain Boys Club para decirle: "en lo que a mí concierne, os lo podéis quedar hoy mismo". Sus responsables anunciaron hoy que el dinero logrado con su venta permitirá que el centro siga abierto durante unos cuantos meses más.
El misterio que envuelve la figura de Banksy, así como el contundente mensaje de sus grafitis, que se han convertido en iconos anticapitalistas, han aumentado el interés y la cotización por sus obras, que en los últimos años se han convertido en piezas de coleccionista.