La 'Gota de Sol' era la estrella de la venta organizada por Sotheby's y la expectación era grande, ya que hace un año la casa de subastas vendió el diamante más caro de la historia, un excepcional diamante rosado, por 45,4 millones de dólares.
Con un peso de 110,3 quilates, se trata del diamante amarillo vivo con forma de pera más grande que se conoce, y tenía un precio estimado de partida de entre 10,2 y 14 millones de francos, por lo que se estuvo muy cerca, como con otras piezas, de no ser vendida.
El precio de martillo en la subasta fue de 10 millones de francos, a lo que hay que sumar una tasa del 12% y un impuesto, aún por determinar, en función del lugar de residencia de la persona o institución que lo haya adquirido.
Los expertos alaban esa piedra preciosa, descubierta el año pasado en una mina sudafricana, por considerar que ofrece la tonalidad más rara y deseada para un diamante amarillo.
Su rareza llevó a que estuviera expuesto durante la primera mitad de este año en el Museo de Historia Natural de Londres. "Un diamante de 100 quilates es extremadamente raro, pero un diamante con esta forma y este color amarillo vivo e intenso lo saca de las parámetros conocidos", declaró días antes de la subasta David Bennett, director del departamento de alta joyería de Sotheby's para Europa y Oriente Medio.
Sotheby's no hace pronósticos sobre precios antes de las ventas, pero en esta ocasión había expresado su confianza en la vitalidad de la demanda por joyas de esta categoría, y se equivocó. La 'Gota de Sol' no era la única pieza que atrajo interés de inversores y coleccionistas.
Salía a subasta también un juego de collar, broche y pendientes de diamantes imperiales, valorado entre 9,1 y 13,5 millones de francos, que no se vendió, porque la puja no pasó de los 8,5 millones.
Los expertos lo consideran el juego de joyas de diamantes de colores más importante en salir a subasta en los últimos cincuenta años, un valor histórico que no convenció a los inversores.
Tampoco se vendieron otras 'estrellas' de la subasta, diamantes raros y de gran pureza, que quedaron igualmente sin comprador. Es el caso de un diamante rosado de 8,9 quilates, cuyo valor estaba estimado entre los 2,3 y 3,2 millones de francos, pero por el que no se llegaron a ofrecer ni los 2 millones de partida.