Una violinista tarraconense de 10 años, Jennifer Panebianco, ha sido seleccionada por un jurado presidido por el virtuoso del violín Vladímir Spivakov para participar en un concurso internacional que en septiembre reunirá en Moscú a 14 jóvenes prodigios internacionales de la música clásica.
El concurso está organizado por el Rotary Club de Moscú y tras un riguroso proceso de selección en todo el mundo, el jurado ha seleccionado a 14 intérpretes de violín, violonchelo, piano, clarinete y oboe para competir en las semifinales de este prestigioso certamen.
Esta es la primera vez en la historia de este certamen que un violinista español pasa a semifinales y opta por este galardón, ha explicado Vania del Monaco, madre de la niña prodigio, que empezó a tocar el violín con cinco años.
Los padres de Jennifer Panebianco, ambos guitarristas, enviaron un DVD al certamen sin demasiadas expectativas pues, explican, "en una semana de mucho estrés, ni siquiera pudimos grabarlo entero en el conservatorio y lo acabamos en casa".
Las semifinales de este concurso se celebrarán en septiembre en Moscú y la niña tarraconense deberá interpretar un programa "de adultos", señala la madre, con obras como "la Sinfonía Española de Édouard Lalo o los Caprichos de Wieniavsky".
"Vladímir Spivakov es un referente para Jennifer, incluso llevamos su música en el coche, y ella está muy ilusionada con su selección", ha agregado la madre de la violoncelista.
Para Jennifer, "el premio ya es haber sido seleccionada, para ella es un sueño poder tocar delante de Spivakov", reitera Vania del Monaco.
El palmarés de esta niña, nacida a finales de mayo del 2005 en Reus (Tarragona), es ya más que notable, pues acumula casi una decena de primeros premios internacionales. Los últimos, en el concurso internacional Giovani Musicisti, de Treviso (Italia), y el Primer Premio Absoluto en el Farnham Competitive Music Festival, en Inglaterra.
Además, el pasado año fue invitada a ofrecer un recital en el Festival Internacional de Música de Cambrils, en donde estrenó una obra compuesta por ella misma.
Jennifer Panebianco se inició con el violín a los cinco años, pero "lo pedía desde los cuatro años y al final, se lo regalamos por pesada", revela la madre.
"La música es como un virus para Jennifer", resume Del Monaco, atenta a que "sea como un juego para ella" buscando "espaciar los concursos y los viajes" y "compaginar las clases de música con el colegio y su tiempo libre".
En invierno, la rutina de esta niña prodigio es más dura porque "al salir de clase a las cinco de la tarde, va directa al Conservatorio y hay días en que regresa a casa a las diez, pero en verano es todo distinto".
En verano, la jovencísima violinista reparte su tiempo entre las clases en el Conservatorio de Vila-seca, con el profesor Josep María Ferrando, la playa, la piscina y, sobre todo, "jugar mucho con Gillian, su hermana pequeña".
"El virus de la música se expande en casa" ya que "Gillian, de cinco años, toca el violonchelo, también como un juego en el que se lo pasa bien".
Pese a acumular premios, viajes, invitaciones a conciertos y elogios de violinistas como Christopher Hirons o Christophor Miroshnikov, "Jennifer es una niña sencilla y humilde; le gusta tocar, seguir aprendiendo... y jugar con su hermana".