La nadadora de natación sincronizada Teresa Alonso ha denunciado públicamente a su entrenadora Adriana Loftus por las constantes vejaciones sufridas durante su estancia con la preparadora. Alonso fue gravemente discriminada por su estatura.
"Enfrente de todo el equipo me han humillado, me han dicho que estoy gorda, que tengo pierna corta y que soy chaparra", aseguró Alonso entre lágrimas recordando lo vivido.
La mexicana también ha confesado el martirio que hoy día sigue viviendo: "Estoy en tratamiento de depresión, de ansiedad severa... el daño físico que se me provocó por el estrés y el acoso me sometió a un sangrado intestinal y una anemia muy fuerte".
Este caso recuerda al vivido hace ya 8 años en España: Anna Tarrés fue denunciada por su propio equipo de natación y el escándalo fue de tal magnitud que le costó el puesto.
"Fuera del agua gorda, vete al psicólogo" o "no vengas a hacerte la estrecha si te has follado a todo lo que se mueve", son solo algunas de las cosas que dijo a sus nadadoras.
Laura López, plata en los JJOO de Pekín 2008, confesó que Tarres le dijo que "no podía ir a recoger la medalla de bronce al mérito deportivo por ser inferior a las demás".
15 nadadoras la denunciaron en una carta; ella sostuvo que únicamente pedía "respeto y disciplina dentro de un centro de alto rendimiento donde hay mucha gente joven y las noches no se utilizan solo para dormir; hay que mantener unos límites".
Tras 55 medallas en 18 años al frente de la selección, Tarrés fue destituída. A la postre, y tras pasar por los tribunales, dictaminaron su despido como improcedente y fue indemnizada por la federación con 380.000 euros.