Culturismo
Alberto Garrido: "Si sigo ciclándome me voy a morir"
Alberto Garrido nos cuenta su duro testimonio y relación con los anabolizantes y esteroides. Lo que empezó como una afición para evitar con el bullying escolar estuvo cerca de terminar con la vida de este culturista.
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"Cuando estás cerca de la muerte el miedo te invade y dices, ya nunca más", son las desgarradoras palabras de Alberto Garrido, en uno de los duros testimonios que cuenta el culturista que empezó a cultivar su cuerpo en el gimnasio con el objetivo de parecerse a su ídolo Arnold Schwarzenegger.
Empezó a levantar pesas casi siendo un niño, con 16 años por el bullying sufrido en el colegio, con la idea de mejorar su aspecto, ser más fuerte e infundir miedo a sus acosadores escolares. Pero eso terminó llevándole a un proceso de autodestrucción debido a los esteroides y anabolizantes y fue él mismo el que casi acaba con su vida sin quererlo y sin darse cuenta.
"Si me ponía así de fuerte nadie se metería ya conmigo"
A los dos años de empezar con esa sana afición de levantar pesas y mancuernas cayó en el oscuro mundo de los anabolizantes, esteroides, testosterona y demás sustancias prohibidas. El cambio físico se había producido de manera natural pero quería más para "ponerse fuerte y que ya nadie se metiera con él", así que empezó a tomar esas sustancia que le hicieron crecer de manera desproporcionada su cuerpo, pero que a la vez le empezaron a destrozar poco a poco por dentro sin darse cuenta.
"Te conviertes en un politoxicómano"
"En un ciclo, te estás metiendo 10 o 15 veces los niveles de testosterona de una persona normal", así que te conviertes en una "especie de pequeño Superman", pero lejos de ser un superhéroe, lo que se convirtió fue en una especie de drogadicto que necesitaba cada vez más de este tipo de productos químicos para seguir a esos niveles de crecimiento muscular. "Al final te conviertes en un politoxicómano" reconoce Alberto que se inyectaba 4 o 5 anabólicos, más hormona de crecimiento y clembuterol.
Así durante 20 años
20 años siguió con esta espiral de química dentro de su cuerpo, pero no fue hasta que tuvo un fallo renal severo, cuando se dio cuenta que no podía seguir por ese camino. "Si sigo ciclándome me voy a morir" es el duro pensamiento que verbaliza, cuando decidió dejarlo, afortunadamente a tiempo.
"Cada 10-15 días muere un culturista"
Porque admite que hoy en día, con internet, el culto al cuerpo y las facilidades que hay para acudir al mercado negro, los chavales empiezan cada vez antes a meterse en este complicado mundo del que cuesta salir. "Cada 10 o 15 días muere algún culturista, esos de los que sepamos" avisa un Alberto que no merece la pena por verse mejor meterse en ese mundo complicado de los anabolizantes y las sustancias prohibidas.
Y es que en los últimos meses no dejan de fallecer culturistas en España y en el mundo, conocidos casos como el de Alfredo Martín, Christian Figueiredo, Catalin Stefanescu, Danilo de Campos, Raechelle Chase.
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