Hockey

Andrés Esgueva, del hockey a llevar un restaurante con estrella Michelin tras una lesión

El giro radical en la vida de Andrés Esgueva le hizo llegar a cumplir una de sus metas: convertirse en uno de los chef más importantes sin dejar de lado el hockey línea.

Andrés Esgueva, exjugador de hockey y dueño de un restaurante con estrella Michelín

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Tras su grave lesión, hace cuatro años, el arandino Andrés Esgueva González decidió estudiar un grado relacionado con el deporte y también competía en lo más alto del hockey línea. Disfrutó siendo campeón de la liga élite y de la Copa del Rey, pero por circunstancias de la vida, sufrió un esguince de grado 2 en el ligamento cruzado que le obligó a retirarse: "Mi vida era el hockey, los estudios y los amigos", afirma Andrés Esgueva.

Tras la lesión empezó a ver vídeos de cocina

Apenas podía moverse, pero el aburrimiento hizo que empezase a ver vídeos de cocina y a preparar recetas, momento en el que empezó a plantearse practicar una nueva afición: la cocina. "Tuve que apartarme de la vida deportiva y buscarme un nuevo hobby", cuenta el cocinero.

"La cocina es mi vocación y por eso me apunté al concurso"

Andrés Esgueva

Se interesó tanto por el mundo gastronómico, que empezó a estudiar un grado relacionado con la cocina en Valladolid, e incluso durante su carrera gastronómica se ha formado en Grupo Aspasia, un centro de formación en el que potencian el talento y el desarrollo profesional. Su carrera ha sido tan extraordinaria que fue uno de los finalistas del Premio Promesas de la Alta Cocina, llevando por bandera su chaqueta en un restaurante con una estrella Michelín.

En su casa siempre se ha practicado la cultura del guiso, pero Andrés siente una debilidad por la alta cocina y por los arroces: "Mi familia está feliz, nunca nadie se había dedicado a esto y saben que es duro, pero me apoyan muchísimo", declara el chef.

Después de 5 años y cambiar el palo de hockey por el mango de una sartén, ha decidido volver a practicar su gran pasión por el hockey línea, pero esta vez como una segunda opción teniendo por delante un único sueño: llegar a construir en su tierra su propio restaurante con el apoyo de sus familiares. "Me gustaría en un futuro tener mi propio restaurante en Aranda, pero no tengo prisa. Ahora lo que me toca es aprender y aprender", afirma Andrés.

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