Con sus trece puntos, diez rebotes, cuatro asistencias y 30 de valoración, el pívot mexicano lideró en el último cuarto la reacción blanca, mientras que el escolta, con cinco triples en los momentos decisivos del choque, acabó con las ilusiones de un equipo local que entregó el triunfo en los últimos diez minutos.
De inicio, el Real Madrid se vio arrollado por un rival que le superaba en todas las facetas del juego. La defensa blanca hacía aguas por todos lados, lo que aprovecharon Brandon Davies y Nate Wolters, en primera instancia, y un acertado Paulius Jankunas después para abrir brecha.
El pívot hizo mucho daño en los diez primeros minutos, con diez puntos anotados y 15 de valoración. En ataque tampoco funcionaban los jugadores de Pablo Laso, que tardaron tres minutos en anotar su primera canasta en juego y sufrían cada vez que se aproximaban al aro lituano.
Para colmo de males, Walter Tavares -su mejor hombre en el inicio- se tuvo que ir al banquillo con dos faltas a los siete minutos de juego. A pesar de sus dos tiempos muertos, el entrenador madridista no lograba organizar a un equipo irreconocible que era incapaz de frenar la buena mano de los locales desde todas las posiciones, lo que se reflejó en el marcador de un primer cuarto de claro color local (32-18).
Las tornas cambiaron en la reanudación. Bien dirigidos por el argentino Facundo Campazzo, los blancos salieron lanzados a recortar las diferencias y, base de acierto desde el perímetro y de una sensible mejoría en defensa, enlazaron un parcial favorable de 12-2 que les acercó a su objetivo.
Un tiempo muerto de Sarunas Jasikevicius pareció espolear a los suyos y secar la reacción visitante. No fue así, y un nuevo estirón del vigente campeón del torneo, comandado por Anthony Randolph, ajustó el choque al máximo al descanso (44-43, min 20).
Un triple del propio Randolph en el primer ataque de la segunda parte puso por primera vez por delante a los madridistas. Respondieron Wolters y Jankunas, que hacía mucho daño bajo aro y, sin un dominador claro, las alternativas en el marcador se sucedieron durante algunos minutos.
Hasta que un nuevo arreón lituano, favorecido por una nueva desconexión madridista en ataque, devolvió la decena de puntos de ventaja a los anfitriones a tres minutos y medio del final del primer cuarto. (64-54). Campazzo regresó a la pista para poner algo de orden, aunque el Zalgiris no cedía y se fue seis arriba a los diez minutos decisivos (68-62, min 30).
Apareció entonces Gustavo Ayón. El de Nayarit fue un titán y sus puntos, rebotes y asistencias mantuvieron al Real Madrid al acecho y le hicieron creer en una nueva victoria. El mexicano volvió a empatar muchos minutos después (71-71, min 34) y la faena la remató su compañero Rudy Fernández, cuyo acierto exterior obligó a Jasikevicius a pedir un tiempo muerto tras un 5-13 de parcial en contra de su equipo.
Los aros se cerraron en unos minutos finales en los que los puntos llegaban con cuentagotas, por lo que dos triples consecutivos de Randolph y Rudy decantaron definitivamente un choque que se le puso muy cuesta arriba a un Real Madrid que acabó once arriba un partido en el que llegó a perder por catorce puntos y que le permite seguir como líder invicto en Euroliga.