Jaycee Carroll se vistió de superhéroe para anotar su quinto triple en el último segundo y culminar una remontada imposible, 81-80, en un partido trabado, duro, jugado en las trincheras y que acerca al Real Madrid al título frente al Barcelona con un 2-0 en la final. Thomas Heurtel, autor de 30 puntos, fue el líder del Barcelona, que planteó un partido con la intensidad y energía de la que adoleció en el inicio de la serie, según su entrenador.
El Barcelona cumplió lo dicho en la previa y endureció el partido. Desde el primer momento. Sin concesiones, sin espacios, sin dar un respiro al Real Madrid, que tardó en poder igualar la intensidad de los azulgranas. El mayor damnificado fue el marcador, que apenas tuvo trabajo en el primer cuarto por los bajos guarismos que se manejaron en los primeros diez minutos.
El equipo catalán mandó en el primer acto en el marcador, alcanzando una renta de 10 puntos (7-17 (m.9) para cerrar con un 11-17. Los triples brillaron por su ausencia, el Real Madrid 0-4 y el Barça 1-5, y los de Laso sobrevivieron como pudieron gracias a los 6 rebotes ofensivos que capturaron.
En el segundo cuarto las fuerzas defensivas se igualaron, pero la irrupción de Thomas Heurtel fue una auténtica pesadilla para los madridistas en los primeros minutos. El juego siguió transcurriendo en las trincheras, con roces, con golpes, con emboscadas, con golpes de mano.
El Real Madrid, agazapado, fue buscando su momento y llegó con el primer triple que consiguió, en el minuto 16, de la mano de Jaycee Carroll, 24-27. Fue la señal que estaba esperando el equipo y su segundo triple (m.17.30) fue la primera ventaja local en todo el partido, 29-27.
Pero el Barcelona supo aguantar la efervescencia local y alcanzó los vestuarios con ventaja, 29-34. En la reanudación del juego volvió la aspereza de los bloqueos, las chispas en cada contacto, la negación del más mínimo espacio o tiempo al rival. La adrenalina se podía cortar en la pista y la cuarta personal de Ante Tomic (33-36, m.23) no fue una buena noticia para el Barça.
Cada personal, cada pitido arbitral, fueron cuestionados y vociferados por un graderío entregado a sus colores. Y a todo esto Heurtel siguió a lo suyo, a ser el jugador del partido, anotando 20 puntos de los 49 de su equipo en el minuto 25 (39-49). El Real Madrid, sumido en su propia frustración, no encontró solución a sus problemas ni puntos con los que engordar su paupérrima anotación, mientras que el Barcelona, centrado en su guerra, siguió como un martillo pilón con su plan de partido.
Con el 41-53 (m.26) el Real Madrid estaba sufriendo como nunca en la temporada. Tres triples consecutivos de Carroll, de Rudy y de Llull fueron una especie de maná para acercarse en el marcador, 50-55 (m.27.30). El Barcelona también se anotó el tercer parcial por 24-25 y encaró los últimos diez minutos de partido con ventaja, 53-59. La salida del Real Madrid en el último acto, 4-0 en el primer minuto y medio (57-59) le echó más picante a un partido que ya estaba muy por encima de lo habitual.
Carroll con otro triple, el cuarto de su cuenta personal, empató a 62 (m.32.30), pero Heurtel volvió a sacar a su equipo del atolladero e impidió que el Real Madrid tomara carrerilla. Ahí se acabó el poder de reacción del Madrid, que se encontró en un agujero negro letal con un parcial de 1-10 en los siguientes tres minutos y medio, del 62 iguales al 63-72 a falta de 4 minutos.
El Real Madrid no tiró la toalla y lo intentó hasta el final, buscando en su baúl de equipo ganador cualquier resquicio que le pudiera ayudar. Anthony Randolph anotó un triple salvador y Rudy capturó un rebote vital. El balón circuló y llegó a Carroll, que ejecutó su quinto triple y al Barcelona.
Privado del triple, sólo con Carroll a su nivel habitual y con una defensa enfrente bronca, áspera y guerrera, el Real Madrid no jugó su mejor partido pero acabó ganando por 81-80. La serie se traslada ahora a Barcelona, donde se jugará el miércoles con 2-0 para el Madrid.