Sin embargo, Griffin, que ahora está al frente del nuevo proyecto de reconstrucción de los Pelicans de Nueva Orleans, como vicepresidente ejecutivo, detalló los desafíos de sus tres temporadas al lado de James. En ese tiempo, regresó a los Cavaliers tras cuatro temporadas con los Heat de Miami, y no se quedó con la mejor imagen y experiencia.
Además en sus declaraciones, Griffin fue más allá al valorar la predisposición actual que James tiene de cara a su nueva etapa con Los Angeles Lakers. Donde cuestionó que pueda tener el mismo instinto ganador de antes.
Griffin fue gerente general de los Cavaliers cuando ganaron el campeonato de la NBA en 2016 al superar a los Warriors de Golden State, además de las Finales en cuatro temporadas consecutivas.
El nuevo directivo de los Pelicans manifestó a "Sports Illustrated", que el desafío anual de construir un contendiente para luchar por el título alrededor de James era demasiado estresante. A pesar de ello, pudieron ganar el campeonato de 2016.
"Todo lo que hicimos fue tan inorgánico e insostenible y, francamente, nada divertido. Fui miserable", dijo Griffin. "Literalmente, en el momento en que ganamos el campeonato, supe que me iría. No había forma de que me quedara por ninguna cantidad de dinero", reflexiona el directivo.
Ganar un título en su estado natal también ha afectado la mentalidad de James en la cancha, comentó Griffin, preguntándose si el ahora Laker está más preocupado con otras prioridades. "No había mucho más para él", valoró Griffin, a lo que añadió en la entrevista: "Ya no creo que sea el mismo profesional que sólo deseaba ganar y ganar".
Griffin también confesó que lloró en privado la noche en que los Cavaliers ganaron el título, diciendo que estaba tan obsesionado con ganar que "ya no amaba el juego". La razón era porque no podía disfrutarlo como deporte, ya que se trataba de que todo lo que se conseguía se enfocaba como el triunfo de una sola persona.
"La razón es que LeBron está obteniendo todo el crédito y ninguna culpa. Y eso no es divertido para la gente. Los profesionales que se respetan no les gusta ser parte de ese mundo", valoró Griffin sobre el desafío de trabajar y jugar con James.
Griffin finalmente dejó a los Cavaliers en junio de 2017, ya que su contrato expiraba a final de ese mes. En parte también porque nunca comulgó con la filosofía y personalidad del dueño del equipo de Cleveland, Dan Gilbert.
Tras dejar a los Cavaliers, marcha que James criticó y pidió que siguiese en el cargo, Griffin se apartó de la actividad de la NBA. Hasta que el pasado abril, los Pelicans lo vieron como el profesional ideal para iniciar la reconstrucción del equipo tras la petición del pívot estelar Anthony Davis de dejar la franquicia.
Griffin reconoce que de inmediato vio un gran proyecto con los Pelicans y sobre todo un ambiente profesional muy distinto a lo vivido en Cleveland.
Esa seguridad y confianza que tiene por parte de la dueña de los Pelicans, Gayle Benson, sobre el proyecto que ha iniciado le ha permitido a Griffin comenzarlo de manera brillante. El de Phoenix ha tenido la suerte de elegir como número uno en el pasado sorteo universitario al alero Zion Williamson, al que ya comienzan a comparar como el próximo James por sus cualidades físicas y clase.
Pero Griffin, con el traspaso de Davis a los Lakers también logró jugadores importantes del equipo angelino como son los jóvenes talentos: Lonzo Ball, el alero Brandon Ingram, el escolta Josh Hart y tres selecciones de primera ronda, incluida la cuarta de este año.
"Nuestro objetivo es construir un gran equipo entorno a Williamson, pero que todos sean importantes a la hora de conseguir ganar el mayor número de partidos posible y al final luchar también como grupo por un título", destacó Griffin.
El directivo de los Pelicans reiteró que había vuelto a tener ilusión por del deporte del baloncesto, a sentir la pasión de trabajar en equipo y lo que era más importante, disfrutar de lo que hacía como profesional.