El conjunto de Pablo Laso hizo lo más difícil. Fue todo el partido por debajo en el marcador y a dos minutos para finalizar el tercer cuarto hincó el diente a su rival con un Rudy soberbio. El mallorquín, junto a la clase de Carroll y el hambre de Randolph, permitió al campeón de Europa tomar las riendas en el Ulker Sports Arena, pero los de Zeljko Obradovic no habían dicho su última palabra.
La fortaleza en el rebote y la expulsión de Llull minutos después dieron vida al cuadro local. Mucho juego interior, apoyado en Guduric, y un par de triples de Ali devolvieron la vida al Fenerbahce. Poco importaba lo que había sucedido hasta el momento, pues el Real Madrid sabía que tendría que sufrir desde el perímetro y bajo los aros.
Sin la presencia de Felipe Reyes, que no jugó un minuto por cuarto partido consecutivo, fue Carroll quien sostuvo al Madrid (50-47) cuando el acierto había vuelto a aliarse con el subcampeón de Europa. Tavares añadió presencia en defensa y Rudy acudió al rescate con su cuarto triple del envite. Todo estaba de cara para los de Laso, que confirmaron su decisión por llevarse el partido con el 57-63 que perpetró Facu Campazzo.
El Fenerbache no tiró la toalla y Laso interpretó mal los minutos finales. Primero, con una defensa alejada que permitió el triple de los turcos, y después alargando la jugada (62-63) cuando tan solo quedaban 34 segundos de partido. Los de Obradovic buscaron a Datome, anotó con la tabla y sacó el 2+1. El tiro libre también besó las redes.
Campazzo se recorrió el campo intentando, a la desesperada, que llegase la canasta que forzase la prórroga, pero no lo consiguió. El Madrid no tuvo ni la posibilidad de enhebrar una jugada y desperdició la oportunidad de ganar en una cancha donde el Fenerbahce no conoce la derrota esta temporada y no pierde en Euroliga desde abril.