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VENCIÓ A GORDON EN UN DUELO IGUALADO
LaVine revalida su trono de rey de los mates
Zach LaVine, de los Timberwolves, se hizo de nuevo con el título de campeón de los mates al derrotar a Aaron Gordon en un duelo muy disputado en el Fin de Semana de las Estrellas de Toronto. LaVine realizó un mate decisivo al saltar desde la línea de personal con el balón para pasárselo por debajo de las piernas y colarlo en la canasta, sin perder nunca la elevación.
Zach LaVine, de los Timberwolves de Minnesota, revalidó su título de campeón del concurso de mates al ganar esta noche en la edición 65 del Fin de Semana de las Estrellas que se celebra en Toronto. La victoria de LaVine, que también fue nombrado Jugador Más Valioso (MVP) en el Partido de las Futuras Estrellas, llegó después que en la tercera ronda alargada por los empates que se dieron hizo un mate perfecto de 50 puntos, el cuarto de la noche, y superó al novato Aaron Gordon, de los Magic de Orlando.
Ambos mantuvieron un gran duelo en la gran final al igualarse cada uno de los mates en la primer serie de dos intentos cada uno, para luego llegar a la del desempate que también fue de dos intentos y ahí LaVine surgió con el mate perfecto, mientras que Gordon recibió 47 puntos. El duelo cerrado entre ambos jugadores hizo que el concurso fuese uno de los más competidos de los últimos años, pero sin que generase nada nuevo, ni algo que no se hubiese visto, aunque Gordon lo intentase y generase la sorpresa de la noche al salta sobre la mascota de los Magic.
LaVine impresionó al jurado con el mate decisivo al saltar desde la línea de personal con el balón que se lo pasó por debajo de las piernas y lo colocó dentro de la canasta sin perder nunca la elevación y la armonía en todos sus movimientos. "Creo que ambos merecidos el triunfo. Al final tuve la suerte que toda la ejecución del salto fuese buena y ahí estuvo la clave", dijo LaVine.
LaVine dijo que volver a conseguir un trofeo individual como hizo en el Partido de las Futuras Estrellas al recibir el de MVP tras aportar 30 puntos y siete rebotes, que ayudaron al equipo de Estados Unidos a ganar 157-154 al Resto del Mundo, era algo muy hermoso, que le llenaba de satisfacción personal, pero también por dar la mejor imagen de los Timberwolves.
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