El Real Madrid no necesitó a Luka Doncic, ausente en San Sebastián, para imponer su ley (84-98) ante un Delteco Gipuzkoa Basket voluntarioso que sólo aguantó el primer cuarto, hasta que los blancos se pusieron serios.
El equipo vasco comenzó muy bien el encuentro, en la buena línea de partidos como ante el Unicaja o el Fuenlabrada, rivales teóricamente superiores como el Madrid a los que pudo doblegar, y lo hizo porque su defensa era impenetrable ante un equipo blanco que tampoco hizo grandes esfuerzos por competir en los diez primeros minutos.
Era el primer cuarto y todo lo que ocurriera tenía vuelta de página, pero Pablo Laso se desesperó cuando los locales se pusieron 12 arriba (20-8) porque su ataque era lamentable y los donostiarras estaban totalmente inspirados en todas las facetas del juego.
El Real Madrid, en plena vorágine de encuentros entre Liga Endesa y Euroliga, despertó tras una canasta de Salvó que situaba un 20-8 en el marcador, se puso el traje de faena y con el buen trabajo de Maciulis y Rudy Fernández contrarrestó el empuje local y bajaron las rentas en un abrir y cerrar de ojos.
Las cosas volvieron a su orden natural en el segundo cuarto, el Real Madrid ya estaba metido plenamente en el encuentro y, sin hacer grandes alardes y tirando de oficio de su excelsa plantilla, logró ventaja y dominó ya el marcador obligando a los guipuzcoanos a ir a su rebufo y desgastarse.
Reyes y Taylor fueron los principales artífices de la escapada del equipo blanco, que logró en un abrir y cerrar de ojos diez puntos de distancia (33-43) con un triple de un Rudy que lució muñeca desde la larga distancia hasta el descanso.
El Real Madrid sentenció en la segunda parte
La segunda parte fue un paseo para el equipo de Laso porque su banquillo no sabe de titulares y suplentes, mantuvo el ritmo endiablado que había exhibido en el segundo cuarto y las diferencias siguieron incrementándose.
El 56-72 al inicio del tercero, dieciséis puntos de diferencia, era un marcador elocuente de las diferencias de juego y plantel existente entre uno de los grandes de Europa y un equipo combativo y modesto de la Liga Endesa que aspira a no sufrir para lograr la permanencia.
Si los locales hubieran tenido alguna opción de triunfo ésta debería haber comenzado a cristalizar en el tercer cuarto, pero entonces estuvo fino Carroll para martillear desde el triple al equipo vasco y mantener siempre una renta que rondaba los 15 puntos.
El Real Madrid bajó el pistón en el último cuarto, más pendiente de no sufrir problemas físicos que de hacer más daño a un Gipuzkoa Basket que, decidido a animar a sus seguidores en el partido de mayor afluencia de la temporada, peleó hasta el pitido final para lograr un resultado honroso.