Ciclismo
Christophe Bassons, ciclista en la época de Lance Armstrong: "Me llegaron a ofrecer 40.000 euros al mes si me dopaba con EPO"
El exciclista francés, cuya carrera terminó cuando habló sobre el dopaje en el Tour de Francia, asegura que en su época "el 99% de los ciclistas iban dopados".
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Durante el final de la década de 1990 y la década del 2000 se vivió quizá la época más oscura de la historia del ciclismo. El dopaje fue algo que se implantó en la raíz del pelotón y muchos ciclistas recurrieron a la EPO y otras sustancias.
El ejemplo más notable fue el de Lance Armstrong. El estadounidense admitió un dopaje implantado en el US Postal. Al ciclista tejano se le retiraron sus siete Tour de Francia, una mancha ya perpetua en la historia de la carrera más importante del calendario ciclista.
"Estuve años sin hablarme con nadie en el pelotón"
Y ahora el exciclista Christophe Bassons, quien ya denunció las malas prácticas durante aquella época, ha vuelto a explicar cómo fue aquella época del ciclismo.
"Desde 1999 viví un calvario psicológico con el trato que recibí del ciclismo"
"No me arrepiento de nada pero tan agobiado acabé que no cojo una bici desde que me retiré en 2001. Desde 1999 viví un calvario psicológico con el trato que recibí del ciclismo. En mi generación el 99% de los ciclistas iban dopados", asegura el exciclista del Festina en una entrevista al medio sueddeutsche.de.
"Estuve años sin hablarme con nadie en el pelotón, ni siquiera entre los que fueron mis compañeros. Me llegaron a ofrecer 40.000 euros al mes si me dopaba con EPO, 10 veces más de lo que ganaba pero no lo lograron", recuerda Christophe Bassons.
El exciclista francés detalla cómo trataron de presionarle para que se dopara.
"Me llevaban mujeres al hotel para que engañara a mi esposa. Intentaron que hiciera cosas prohibidas, pero nunca me rendí. Intentaron poder acusarme pero no me pudieron pillar en nada", confiesa Christophe Bassons.
Bassons, que se retiró a los 27 años, por su negativa a doparse, cree que el problema es la filosofía que se inculca en el ciclismo profesional.
"Te dicen que sólo vale levantar los brazos en la línea de meta y llevar el maillot amarillo, que tienes que ser el mejor de todos. Al final tiene la presión del éxito y tienes que ganar para tener un contrato profesional", concluye Christophe Bassons.
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