La edición de 2019 del Tour de Francia, presentada en París, promete ser la más montañosa de la historia, con 30 puertos, seis de ellos a más de 2.000 metros, cimas que acogerán tres de las cinco llegadas en alto. La contrarreloj quedará relegada a dos etapas de 27 kilómetros, una por equipos la segunda jornada por las calles de Bruselas, ciudad que lanzará la edición el 6 de julio, y otra en Pau en la décima tercera.
El sucesor del británico Geraint Thomas, ganador de la pasada edición, deberá negociar bien los ascensos, que estarán jalonados a lo largo de las tres semanas. Tras un inicio de 192 kilómetros en Bruselas, ya con alguna tachuela, el Tour llegará a la Champaña, donde un final accidentado en Epernay relegará a los "sprinters".
Las pendientes volverán en los Vosgos de la mano de La Planche des Belles Filles, en la sexta etapa, con un kilómetro suplementario de esta cima que va camino de convertirse en mítica y nuevas rampas por encima del 20 %.
El macizo Central abordará la media montaña, con finales en Saint-Etienne y Brioude, antes del primer reposo en Albi, antesala de los Pirineos, que tendrán como plato fuerte una maratón con final en Bagnères de Bigorre, la crono de Pau, el final en el Tourmalet, el segundo de la historia, y un inédito Prat d'Albis.
Nuevo reposo en Nimes antes de afrontar la semana final en los Alpes, que comenzarán con otra etapa larga que superará Vars, Izoard y el Galibier, tres cimas de más de 2.000 metros y la meta en el descenso de este último.
Luego, dos jornadas más cortas y nerviosas, pero con final también por encima de los 2.000, en Tignes y en Val Thorens, el tercer final más alto de la historia, la víspera del paseo triunfal por los Campos Eliseos. El Tour busca primar aun más a los escaladores dando segundos a quien atraviese en cabeza el último puerto cuando no sea meta y han pedido a la Unión Ciclista Internacional (UCI) hacerlo más que en la pasada edición.