Tour de Francia
Vingegaard, cauto tras asaltar el liderato: "Queda mucho Tour de Francia"
Jonas Vingegaard se vistió de amarillo en el Col du Granon, después de que él y su equipo, Jumbo Visma, lograran hacer entrar en crisis a Tadej Pogacar. El danés no quiere dar todo por ganado, pero asegura no conformarse "con ser segundo".
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El Col du Granon dejó una jornada para el recuerdo en el Tour de Francia. Jonas Vingegaard y su Jumbo Visma llevaron a Tadej Pogacar hasta el límite y el esloveno explotó en las duras rampas de los Alpes. Casi tres minutos de ventaja y la victoria de etapa fueron el botín del danés, algo atípico en los últimos tiempos en la ronda gala.
Sin embargo, Vingegaard sabe que el trabajo no está acabado. Apenas se ha llegado al ecuador de la carrera y, mañana mismo, tendrán una nueva prueba que superar: el Alpe D'Huez. "Me gusta ganar y ahora tengo que intentar mantener el liderato. Hoy ha sido un ataque exitoso, tengo el maillot amarillo pero queda mucho por delante para mantenerlo", aseguró el nuevo líder de la carrera tras la jornada.
"Si no lo intentas, no ganas"
Pogacar, hasta ahora el más fuerte con diferencia de la carrera, pagó sus excesos y exhibiciones. Fue el más fuerte de los favoritos en el prólogo, dio una lección y una muestra de potencia sobre el pavés en Arenberg y superó a Vingegaard en la Super Planche des Belles Filles. Pero el danés no estaba tan lejos y su equipo le ha ayudado a desgastar a un rival que ya sabe lo que es estar en lo más alto del podio de París, en 2020 y 2021.
"He visto muy fuerte a Pogacar en el Galibier"
"En el Galibier tengo que reconocer que le he visto muy fuerte, tenía la duda de si estaba a tope. Pero en la última cota he pensado que había que probar, si no pruebas no ganas", confesó Vingegaard sobre el alto ritmo de Pogacar durante el Telegraph y el Galibier.
Pero la estrategia de Jumbo funcionó y logró agotar las fuerzas del esloveno, que parecían infinitas. A falta de 5 kilómetros, cuando el escandinavo lanzó potente ataque, Pogacar reventó. Dos minutos y cincuenta y cuatro segundos fueron la diferencia entre ambos, una crisis como nunca antes se había visto en el joven corredor esloveno.
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