Ambos equipos mostraron un alto nivel, agresivo, vertical y con constantes ataques hasta las dos áreas, lo que permitió ver un juego muy dinámico, con un enfrentamiento abierto y un gran desgaste físico de las mejores jugadoras de este deporte en el mundo.
Las de Ricardo Ares, que hace dos años también se impusieron en la final a las argentinas, continúan incrementando la leyenda del hockey patines femenino español, siendo el tercer campeonato del mundo consecutivo.
De la misma forma, la hegemonía de las españolas también queda constatada en Europa, haciéndose con las últimas cinco ediciones del Europeo, el último de ellos contra Portugal, en una larguísima final, caracterizada por los daños ocasionados en el pabellón de la localidad lusa de Mealhada por el paso del huracán Leslie (4-2).
Berta Busquets fue la encargada de inaugurar el marcador del Palau Blaugrana cuatro minutos después de iniciarse el encuentro ante las campeonas sudamericanas; con un remate cayéndose, la barcelonesa puso el 0-1. Luciana Agudo igualó la contienda a los nueve minutos, pero en la siguiente jugada Marta Piquero respondió al tanto argentino volviendo a poner por delante a España.
De nuevo Agudo, a falta de nueve minutos, puso la igualada para las sudamericanas, pero Laura Puigdueta subió el 2-3 cuando restaban menos de tres minutos para el descanso. También contribuyó a la ventaja la portera Laura Vicente, que realizó un par de paradas decisivas y que dejó su lugar a Teresa Bernadas en la segunda mitad; la guardameta evitó el tanto de argentina en los primeros minutos, pero no pudo hacer nada poco después ante la albiceleste Lorena Rodríguez (3-3).
De nuevo, la rápida reacción de España, con Busquets, puso por delante a las de Ares, y solo un minuto después un golazo de Piquero abría brecha (3-5). Aun así, las argentinas, otra vez por mediación de Agudo, se acercaron a menos de un cuarto de hora y, aunque Sara González volvió a hacer la renta de dos goles, Adriana Soto apretó otra vez el marcador (5-6). Fue una debutante, la coruñesa María Sanjurjo, la que se encargó de atar el séptimo Mundial; primero, a falta de cinco minutos, puso el 5-7 de penalti, y a falta de solo unos segundos hizo el definitivo 5-8.