Buceo
La fajana de Tazacorte, un paraíso subacuático formado por el volcán de La Palma
La buceadora canaria Montserrat Alejandre ha sido una de las primeras personas en sumergirse en la fajana de Tazacorte, un lugar lleno de vida

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La erupción del volcán de La Palma fue una tragedia para la isla canaria, pero aquel accidente de septiembre de 2021 dejó paisajes dignos de presenciar. Montserrat Alejandre, oriunda de la isla, quiso ser una de las primeras personas en ver lo que la lava había provocado en las costas de su hogar. Su objetivo fue la fajana de Tazacorte, un lugar en el que solo se permitía bucear para fines científicos, hasta ahora.
Tras la apertura de la fajana para buceo recreativo, Montserrat Alejandre cogió su equipo de buceo y se sumergió hasta 25 metros para observar qué había provocado este accidente geográfico en el océano. Para su sorpresa, el lugar estaba lleno de vida: "Son todo rocas nuevas, colonizaciones de algas y muchísimos peces. Vimos montón de meros escondidos en las cavidades y en la superficie rugosa de la fajana".
"Vimos nueve o diez especies en cuestión de 45 minutos, formas nuevas y colores nuevos"
La catástrofe que provocó el magma del volcán creó un pequeño ecosistema digno de ver. "Vimos nueve o diez especies en cuestión de 45 minutos, formas nuevas y colores nuevos. No son fondos tan negros, son grises más claros", explica la buceadora.
Según relata Alejandre, en los alrededores de la fajana "no había corriente, era dejarse llevar, disfrutar y flotar con todo lo que se veía". "Es como el que va a Florencia y ve montón de obras de arte", añade.
La espectacularidad del paisaje oceánico se debe a que la submarinista canaria ha sido una de las primeras en sumergirse ahí, por lo tanto, de acuerdo con ella, "es un lujo verlo todavía virgen". "Es una joya lo que tiene ahora mismo la isla y hay que cuidarla", reivindica.
¿Qué es una fajana?
La palabra "fajana" es un canarismo definido por la RAE como un "terreno llano al pie de laderas o escarpes, formado comúnmente por materiales de las alturas que lo dominan". En este caso, cuando se produce la erupción de un volcán, la lava llega al océano, cae por los acantilados y se va solidificando a la vez que le va ganando terreno al agua.
De esta manera, se forma un delta provocado por el material volcánico que va amontonándose sobre la superficie acuática. Conforme va entrando mar adentro, la lava se va abriendo y se genera una forma parecida a un abanico cuya profundidad puede alcanzar desde los 30 hasta los 300 metros.
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