Obituario
Las grandes anécdotas de Lopera, el presidente indefinible de "un Betis libre, en Primera, de ustedes"
Del "estábamos en la UVI" a la fiesta de Halloween: 'don Manué' Ruiz de Lopera dirigió de manera única al Betis entre 1992 y 2010.
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Manuel Ruiz de Lopera, expresidente del Real Betis, murió el pasado sábado a los 79 años dejando a su paso algunas luces deportivas, muchas sombras en su gestión y, cómo no, un ramillete de anécdotas y frases para la posteridad del fútbol español. Y es que Lopera ocupaba, por derecho propio, un puesto de honor en aquella Liga de hombres extraordinarios como Jesús Gil, Joan Gaspart, Lendoiro o José María Ruiz Mateos y su mujer, María Teresa Rivero.
Lopera, empresario hecho a sí mismo desde muy abajo, se hizo cargo del Betis desde 1992 hasta que en 2010 la jueza Mercedes Alaya embargó las acciones de su empresa Farusa. Lideró al Betis de manera patrimonialista y populista, llegando a cambiar el nombre al Benito Villamarín por el suyo en el año 2000: "Este acero, este hormigón lleva mi sangre. Esta sangre se la doy al beticismo", llegó a decir.
El periplo de Manuel Ruiz de Lopera estará siempre ligado a una arenga desde el balcón del Villamarín tras el ascenso a Primera División de 1992, cuando afirmó aquello de "¡estábamos en la UVI!": "Yo os entrego un Betis libre, limpio, en Primera, de ustedes, Viva el Betis", gritó. Una frase legendaria.
Desde entonces, 'don Manué' se hizo dueño absoluto del Betis y, de la mano de Lorenzo Serra Ferrer, fue tercero en la Liga, ganó una Copa del Rey, fue subcampeón de otra y, sobre todo, marcó una época tan peculiar como inigualable. Con su estilo terminaría generando tantos incondicionales como detractores.
"Necesito 800 millones en 25 minutos"
Tenía fama de duro negociador y, saltaba a la vista, un sentido teatral que se plasmó en anécdotas como la del hijo que quería llevar las cenizas de su padre muerto a los partidos en un bote de 'melocotón en dulce'. Tampoco caerá en el olvido el paripé con el se apropió de la salvación del Betis: "Reinaldo. Mira, necesito aproximadamente uhmmm... 800 millones de pesetas en 25 minutos. El Betis no puede morir porque sería una alegría para mucha gente".
Su pelea con el presidente del Sevilla Luis Cuervas antes de un derbi hizo correr ríos de tinta, así como la celebérrima fiesta de 'Halloween' de Benjamín Zarandona en la que el mandatario se presentó por sorpresa: "Estaban las chicas allí haciendo ejercicios físicos sin ropa ninguna", glosó después el mandatario. Algún jugador, como el mítico Denilson, por entonces el fichaje más caro de la historia, se tuvo que descolgar por un balcón.
"Estaban las chicas allí haciendo ejercicios físicos sin ropa ninguna"
Lopera era incombustible, a medio camino entre lo folclórico y lo kitsch. Llegó a ofrecer un discurso de Navidad a los béticos y también fue conocida su devoción inquebrantable al Señor del Gran Poder y la Virgen de Fátima, de la que tenía "una copia auténtica". También acuñó términos como "Llérida", "un tal Frigo" (entre helado y Luis Figo), la "Júver" (de Turín) o "las islas Feroces", como le dijo a un directivo suyo tras un sorteo europeo.
La estrella del presidente bético empezó a apagarse tras ganar la Copa del Rey en 2005, no hacer un equipo competitivo para la Champions League para la que se había clasificado ese año e ir dando tumbos hasta el descenso a Segunda de 2009, lo que provocó que más de 60.000 béticos se manifestaran en Sevila al grito de "Lopera vete ya".
El ciclo de Lopera tocaba a su fin: el estadio volvió a llamarse Benito Villamarín y arrancaba así un proceso judicial que alejaría para siempre de Heliópolis a aquel presidente inclasificable. Muchos, sin embargo, recuerdan ahora con nostalgia al hombre que sacó al Betis de Segunda para convertirlo en un club "libre, limpio, en Primera, de ustedes". Más allá de filias y fobias, con Manuel Ruiz de Lopera se ha ido un personaje irrepetible de aquella Españita de los noventa.
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