Cuatro partidos después de que pareciese que se iba a acabar el mundo, el Atlético es líder. Quizá solo sea de momento, pero es líder. Los rojiblancos, que muchos vieron en el subsuelo tras empatar en el Metropolitano ante el Eibar, están en lo más alto de la clasificación después de ganar al Betis con un gol de Ángel Correa.
Partido grande en el Metropolitano. Partido entre dos clubes con historia, entre dos grandes. Entre dos que, dependiendo de quién se llevase el gato al agua, podría encaramarse a lo más alto de la clasificación. Más igualdad imposible. Y más diferencias entre estilos también. La intensidad y la verticalidad en el Atlético; el toque, la posesión y la calma en el Betis. En su cabeza, eso sí, la misma idea.
La idea de ganar, claro está. Y de hacerlo con sus señas de identidad. Setién, con su 5-3-2 con dos carrileros largos por banda, aunque el plan necesitó de un cambio al cuarto de hora por la lesión de Guardado. Simeone, con Kalinic por Diego Costa. El croata, espigado, intentó hacer de boya para Griezmann. Apenas tuvo participación en el primer acto. Las ocasiones más claras antes del descanso fueron para Loren y para Filipe Luis.
El Atlético estaba escaso de último pase. Oblak vivía tranquilo, pero faltaba algo de chispa o bien con alguna acción rápida de forma colectiva o con alguna jugada individual de un Griezmann que lo intentó en un par de ocasiones. Pero el disparo se resistía, y Pau López tan solo tuvo que estar atento para desbaratar las escasas aproximaciones al área.
Era un duelo de mediocampo, al menos hasta el paso por vestuarios. De regreso al verde el Atlético salió con más intención, y el Betis puso en marcha el modo resistencia. Avisó por dos veces Kalinic, primero con un remate al poste tras un buen movimiento de espaldas a portería y luego con un disparo tras una jugada colectiva. Y luego Correa, pero el argentino sí acertó con el objetivo. Junior falló, el 10 se hizo con ella y, en vez de buscar compañero, puso con un derechazo desde la frontal el cuero en las redes. Raso, potente... imparable.
Los de Simeone estaban cerca de verse en lo más alto de la tabla. Con el 1-0, tan solo era cuestión de hacer algo que se les da a la perfección: mantener la portería a cero. El plan casi les sale mal eso sí. Mandi estuvo muy, muy cerca de lograr el empate, pero Lucas, imperial como en el 99'9 % de los partidos que juega, evitó el problema. Godín pudo poner fin al sufrimiento, pero Pau voló para sacar el 2-0 y para que el Metropolitano siguiera en la incertidumbre.
Pero hubo final feliz. Y la afición, esa que se fue con cara de pocos amigos tras la visita del Eibar, ve cómo el nombre del Atlético aparece en lo más alto de la tabla después de ganar al Betis. Quién sabe si dormirán como líderes, pero ahí están. Están en un lugar en el que no muchos confiaban estar al jugarse la jornada 4.