Perdonar se paga. Y más se paga cuando delante tienes a todo un Barcelona. La Real Sociedad comprobó que fallar no es precisamente positivo ante un equipo culé que pasó de ver cómo Ter Stegen salvaba por dos veces el 2-0 a remontar y a ganar en el siempre complicado feudo 'txuri urdin'. Uno a dos, y papeleta salvada para los de Valverde en LaLiga.
Como se preveía, partido complicado el que tenía delante el Barcelona. Primero por el rival y por el lugar, siempre difíciles. Y segundo por la cercanía del encuentro Champions que hace que el 'partido a partido' se deje de lado. No estaba fino el Barça en la salida de balón, y el gol realista ayudó a acrecentar dicha sensación.
Fue en una acción a balón parado. Suelta se quedó la bola en el área, y Elustondo apareció para, con un tiro potente y seco, batir a Ter Stegen y marcar así el primer gol del nuevo Anoeta. Se la veía cómoda a la Real de Garitano, ante un Barça en el que Coutinho tardó nada en ponerse a calentar para buscar la solución a los problemas con el cuero.
Dos penaltis pidieron los culés. Ninguno era. Luis Suárez, aún con la ayuda del vídeo, no las tenía todas consigo y comenzó a andar la peligrosa senda del nerviosismo. Mucho más camino pudo haber recorrido el Barça en ese sentido, pero la Real se empeñó en fallar todo lo que tuvo y lo que pudo.
Comenzó Oyarzabal, con la, increíblemente, ocasión menos clara de las tres seguidas que tuvieron los de Garitano. Algo escorado, la mando a las nubes ante Ter Stegen. El alemán echó por tierra las otras dos. La primera, para Theo, que estrelló el cuero en el germano. Igual le pasó a Juanmi. Los tres tuvieron sus oportunidades sin ningún defensa del Barça de por medio.
Perdonaron, y lo pagaron. Acto seguido, Luis Suárez aprovechó una serie de rechazos en una acción a balón parado para batir a Rulli. Y a los tres minutos Dembele haría lo propio para certificar la remontada azulgrana. Y eso que Juanmi, de nuevo, tuvo en su cabeza celebrar un gol, pero no. No pasó. En un suspiro, todo cambió.
Todo pasó de ser luz y alegría a ser oscuridad y decepción en la afición de una Real Sociedad a la que condenó su falta de puntería. El Barça no pecó, ni peca, de ese problema, y en dos acciones dieron la puntilla a los vascos para llegar con la moral alta a su debut en Champions ante el PSV.