El París Saint-Germain sacó su versión más fiable en el Maracaná de Belgrado para lograr un triunfo ante el Estrella Roja (1-4) que le catapultó a los octavos de final de la Liga de Campeones sin depender del resultado que en el otro duelo enfrentaba a Liverpool y Nápoles.
El uruguayo Edinson Cavani, los brasileños Neymar y Marquinhos y el francés Kylian Mbappé dieron el triunfo al PSG frente a un Estrella Roja que solo en la primera fase de la segunda mitad inquietó, cuando Gobeljic acortó distancias.
El PSG se queda con el liderato del grupo gracias a los 6 puntos logrados ante los serbios (a quienes han marcado diez goles en dos partidos), a la victoria en su estadio frente al Liverpool y a los dos empates arrancados al Nápoles, que se lamentará del gol concedido en París en el minuto 93 a Ángel di María.
El tridente 'mojó'
El multimillonario proyecto catarí de la capital francesa, que cuenta en sus filas con los dos jugadores más caros de todos los tiempos, se mantuvo en el borde del precipicio durante buena parte de la fase de grupos de la competición que se han marcado como único objetivo aceptable de la temporada.
Pero la victoria de hace dos semanas en casa contra el Liverpool, remachada contra el Estrella Roja, devuelven al bombo de los 16 mejores a un equipo que no ha faltado a esa cita desde que hace siete temporadas los cataríes se hicieron con sus riendas. Dos triunfos de personalidad ante un equipo que rozó el desastre, porque no superar la fase de grupos, aunque fuera en el de la muerte, hubiera dejado muy tocado a un proyecto que se ha enganchado a Europa como única meta.
El PSG se impuso en un campo en el que los serbios encadenaban 32 partidos sin conocer la derrota, incluidas las vistas de Liverpool y Nápoles, incapaces de superar en su estadio al que se supone que era la cenicienta del grupo. Un triunfo allanado por una tempranero gol de Cavani, a los 9 minutos, premio a la autoridad con la que saltó el PSG al campo, ante un rival enrabietado, con sed de venganza tras haber encajado seis goles en el Parque de los Príncipes.
El atacante uruguayo, que parece más incómodo en la punta parisiense que en pasadas campañas, demostró su olfato goleador tras una extraordinaria cabalgada de Kylian Mbappé, que le dejó franco el tanto. El equipo dirigido por el alemán Thomas Tuchel no se relajó, ni se tomó el compromiso a la ligera. Presionó arriba, asfixió al rival y, con el marcador a favor, se procuró un puñado de oportunidades que pudieron agrandar el marcador.
Mbappé obtuvo su recompensa
Sobre todo Mbappé, sediento de demostrar al continente que todas las promesas que atesora no son vanas. El parisiense mantuvo su línea habitual, crea mucho peligro pero le falta el instinto asesino frente al gol. Del que tiene a raudales Neymar, autor del segundo gol en el minuto 40, servido por Mbappé, pero que se construyó el gol, frío de sangre en el área para superar a cuantos rivales le salieron al paso para lograr su tanto 32 en la competición, más que ningún otro brasileño.
Atrás quedaron los 31 de Rivaldo, durante mucho tiempo el máximo anotador brasileño de la Liga de Campeones. Enrabietado en el segundo tiempo, el Estrella Roja salió a buscar el empate y se acercó en el 56 gracias a un gol de Gobeljic, bien servido por Simic y desviado por Thiago Silva lo justo para desestabilizar a Buffon. El público serbio comenzó a creer en la remontada, pero el PSG no tembló, mantuvo la compostura y al contragolpe mereció acrecentar la renta.
Fue en una jugada a balón parado, una falta lejana sacada con maestría por Di María que encontró la cabeza de su compatriota Marquinhos para devolver la tranquilidad a la parroquia francesa. Y para desanimar a los serbios, que albergaban una pequeña esperanza de mantenerse en la Liga Europa, pero que dijeron adiós de forma definitiva a su andadura europea.
Mbappé tuvo su recompensa en el descuento, tras un gran pase de Neymar que le dejó en un mano a mano con el meta serbio que esta vez no desperdició.